ERC y Aragonès temen que su socio sea más duro

Las diferencias estratégicas entre Esquerra y Junts son cada día más profundas. Y cada vez son más los grandes temas que separan los dos socios de Govern. Ninguno de los dos partidos, pero, contempla realmente la posibilidad que el presidente, Pere Aragonès, expulse del ejecutivo a JxCat, ni que ellos se marchen voluntariamente. Pero en el Palau de la Generalitat temen que las semanas y los próximos meses los de Carles Puigdemont endurezcan las posiciones, se pongan más beligerantes con los republicanos y se enroquen. El escándalo del espionaje con Pegasus ha hecho que Junts presione todavía más porque la congelación de las relaciones con el gobierno español se transforme en una rotura.

La fuga de Junts del pacto por la reforma de la Ley de política lingüística para afrontar la sentencia del 25% de castellano ha empeorado todavía más la confianza entre los socios, y que no hayan presentado una alternativa realista no ha ayudado a que ERC piense que JxCat quiere contribuir a la solución. La celebración del congreso de Junts, con la lucha interna por el poder y con una auditoría sobre el cumplimiento del pacto ERC-Junts, tampoco hace prever un alivio de las críticas. En Palacio, ya se preparan para el fuego amigo que esperan de JxCat.

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