La Universidad de Toronto tendrá que aclarar si el fichaje de Elies Campo vulnera sus normas éticas

El memorando de 16 profesores universitarios y científicos que reclama una investigación independiente del 'Catalangate' plantea 19 preguntas sobre el papel del independentista en 'Citizen Lab'

El departamento que vela por el cumplimiento de los principios éticos de la Universidad de Toronto tendrá que aclarar si los satisface el trabajo del independentista catalán Elies Campo para uno de sus organismos, el laboratorio de investigación en tecnología y derechos humanos Citizen Lab. Este laboratorio publicó el pasado 18 de abril el informe “CatalanGate. Amplia operación de software espía mercenario contra catalanes utilizando Pegasus y Candiru”. Campo se ha presentado en los medios de comunicación catalanes como coordinador de este informe. Citizen Lab le contrató el pasado 1 de febrero como fellow (colaborador), pero estuvo trabajando para este centro de investigación desde el verano de 2020.

Los contratos de la categoría de fellow en Citizen Lab pueden durar tres, seis, nueve o doce meses. Están remunerados con 5.000 dólares estadounidenses y las personas con esta calificación tienen derecho a dietas de entre 1.250 y 5.000 dólares en función de la duración de su contrato. Campo, sin embargo, no tendrá derecho a estas dietas porque después de una larga temporada en Estados Unidos se ha instalado en Barcelona desde hace unos meses.

Los 16 profesores y científicos de una docena de centros universitarios que han enviado un Memorándum a la Universidad de Toronto pidiendo que abra una investigación independiente sobre el Catalangate de Citizen Lab plantean un total de 19 preguntas sobre Elies Campo. Ponen en duda que su colaboración con el laboratorio canadiense haya respetado los principios éticos de la Universidad de Toronto. Una de las destinatarias del memorando es Rachel Zand, directora de la Oficina de Supervisión y Cumplimiento de la Investigación Ética de la Universidad de Toronto.

El pasado 11 de mayo, seis eurodiputados de Ciudadanos enviaron una carta con 32 preguntas a Rachel Zand y a otros cinco directivos de la universidad canadiense sobre incógnitas planteadas por el CatalanGate de Citizen Lab. La carta de respuesta a estas preguntas la firmó, dos días después, el responsable de este laboratorio, Ronald Deibert. La insatisfacción por sus explicaciones es la que ha motivado la elaboración del memorando que ahora está sobre la mesa del departamento de ética de la Universidad de Toronto.

Entre las 19 preguntas que deben responder los responsables de velar por el comportamiento ético de la administración de la universidad canadiense se encuentra la demanda de una explicación del porqué Citizen Lab no contrató a Elies Campo hasta febrero del 2022 cuando trabajaba para ese laboratorio desde hacía un año y medio. También les preguntan si “mentir en el currículo laboral se considera un incumplimiento del código ético de la Universidad de Toronto”. Campo incluye en su currículo que trabajó desde septiembre del 2015 hasta diciembre del año pasado en Telegram Messenger pero el portavoz de esta empresa, Remi Vaughn, informó a EL TRIANGLE que nunca le han contratado y menos aún como responsable de ningún departamento, como él se ha presentado a menudo en entrevistas a los medios de comunicación.

Asimismo, piden “si esconder intereses políticos y personales” vulnera ese código ético. Elies Campo hizo campaña por el referéndum sobre la independencia de Catalunya del 1 de octubre de 2017 y se encerró en el colegio electoral del Casinet de Hostafrancs la noche anterior a la consulta. Además, difundió un vídeo donde se le veía entrando una urna en el Casinet y la hasta ahora presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Elisenda Paluzie, ha declarado públicamente que sin Campo el CatalanGate no habría sido posible.

El Memorándum de 22 páginas enviado a la Universidad de Toronto también pide qué tipo de formación hicieron a Elies Campo, teniendo en cuenta que Ronald Deibert dijo que no tenía ninguna habilidad especial, por qué confiaron en alguien que no tiene ninguna carrera universitaria acabada y que estaba siendo investigado por la justicia española, si sabían que hacía de intermediario entre JxCat y ERC y Citizen Lab, y si no les habló de los emisarios rusos que ofrecían su apoyo a la independencia de Catalunya. Acaba preguntando si «se informó a la junta de Investigación Ética que el trabajo de campo del Citizen Lab en Catalunya podría interferir en el trabajo legítimo de los servicios de seguridad españoles para defender el país de la injerencia rusa».

Esta vez, Rachel Zand no puede traspasar a Ronald Deibert la responsabilidad de responder estas cuestiones. El grupo de docentes universitarios, que encabeza el profesor del departamento de Ciencia Política y Administración de la UNED y de la London School de Economía y Ciencia Política, José Javier Olivas, y al que se ha sumado el ex presidente del Centro Superior de Investigaciones Científicas, César Nombela, aguarda su respuesta.

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