Putin gana la guerra de la propaganda doméstica

Hay un frente en el que sí le está yendo bien a Putin. Es el de la propaganda doméstica. Los rusos creen firmemente que están en el inicio de la tercera guerra mundial. La guerra en Ucrania ya no es para desnazificar al país vecino y liberar a la minoría rusófona de la represión, ahora se trata de una lucha por la misma supervivencia como país. «De la misma existencia de la etnia rusa», afirma Tatiana desde Moscú.

Tatiana siempre había sido crítica con su gobierno, se quejaba de una corrupción que le impedía, por ejemplo, obtener el permiso de conducir sin tener que pagar una comisión al funcionario de turno. Leía a menudo los blogs y los canales de Telegram de la oposición, a los que estaba suscrita cuando empezó la «intervención especial» contra Ucrania. “Seguía muchos de estos canales, porque hasta febrero de este año estaba muy descontenta de cómo funcionaban las cosas aquí, de las políticas internas de nuestro gobierno, tenía muchas quejas, pero ahora he dejado de seguir los canales de la oposición porque muestran pocos hechos, muchas noticias falsas, todo son chismes y juicios de valor, por eso he dejado de seguirlos”.

Ahora Tatiana sólo lee informes de primera línea de los corresponsales de guerra rusos y un par de blogs sobre Europa y Ucrania. Está convencida de que Rusia está luchando contra Gran Bretaña y Estados Unidos. “O los derrotamos o nos van a destruir, y nuestro país se dividirá en zonas de influencia. Nos hacen la guerra para apoderarse de nuestros recursos, de nuestro petróleo y nuestro gas, para tenerlos gratis. Esto es lo que verdaderamente está pasando, lo que dicen en Occidente es puro cinismo recubierto de buenas palabras”, afirma.

Este mensaje ha cuajado en la sociedad rusa. La credibilidad de la oposición es mínima y va a la baja. La postura de Tatiana respecto a los medios que antes leía y sobre cualquier manifestación contraria a la guerra es significativa: “Creo que ahora es un momento muy inadecuado para la actividad de la oposición. Cuando tu país lucha por su seguridad nacional es una traición oponerse al gobierno. No quiero leer a traidores ni saber nada de ellos. Necesito proteger a mi psique”.

“¿Qué me dirán de nuevo estos medios? ¿Qué nuestros funcionarios roban? Lo han hecho a lo largo de toda nuestra historia y lo seguirán haciendo lo lea o no en las noticias. ¿Qué la policía dispersó una concentración de la oposición? Hizo lo correcto. Ahora no es momento de manifestaciones. Conozco la historia de Rusia, leo mucho sobre ese período en el que nuestro país empezó a cazar ‘enemigos del pueblo’. Fue un tiempo de horror, pero sobrevivimos como nación y ganamos la guerra, la misma que ahora nos ha llegado. El resto, cuando estamos jugando nuestra propia supervivencia, no importa”, razona.

Su discurso coincide con todo detalle con el de la propaganda oficial. Margarita Simonian, periodista y editora jefe del canal de televisión RT, de hecho portavoz oficiosa del Kremlim, se quejaba del apoyo británico y americano a los ataques ucranianos. “Los anglosajones están pidiendo que se lleven las acciones bélicas al territorio ruso y están suministrando la munición necesaria para ello. Dejan Moscú sin otra opción que la destrucción completa de Ucrania o un ataque nuclear”, escribió en su canal de Telegram.

Simonian también aboga por la supresión del artículo de la Constitución rusa de 1995 que consagra la libertad de prensa. “Hemos tenido dos etapas sin censura en nuestra historia; entre 1905 y 1917, y todos recordamos cómo acabó, y durante la perestroika, con nuestros queridos años 90 –cuando Rusia vivió una de las peores crisis económicas que se recuerdan–. En ambas ocasiones el país terminó destruido. Una gran nación no puede existir sin un control de la información”. El modelo de Simonian es China, y hacia aquí parece dirigirse un régimen ruso en el que las libertades retroceden sin que a nadie le importe demasiado. La propagandista del Kremlin no se corta en decirlo: “¿Le gusta la economía china? A mí sí. ¿Y tienen alguna libertad en la vida política del país? ¿En los espacios informativos? Ni la tienen, ni la han tenido nunca. ¿Qué hay de malo en esto? Quizá sea positivo. Viven su mejor época en lo que respecta a la moral del pueblo”.

Susana Alonso
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