Contra el uso de la historia (y la pseudohistoria) como ‘hecho diferencial’

Abría Francesc Valls su reciente artículo -“Negocios carolingios”- sobre las sinvergüenzadas y declaraciones thatcherianas de don Gerard Piqué, recordando que movidos por la pasión, nunca interrumpida, siempre alimentada, de encontrar hechos diferenciales se acostumbraba a hablar del pasado carolingio de Cataluña en contraposición al visigótico o más directamente árabe del resto de España. “La festividad de San Esteban es carolingia, aunque en Francia no se celebre, porque nos enlaza con Europa. También la tradición de la mona –el huevo de pascua– nos retrotrae al pasado glorioso de la Marca Hispánica”.

Algunos insignes independentistas, proseguía el periodista de El País, lo recuerdan a través de tuits tanto como la prensa digital adicta al procés y generosamente regada con dinero público. De esta manera se ha intentado y se sigue intentado cultivar la idea de la diferencia ancestral: “frente a la España del Emirato de Córdoba se erigía la Cataluña carolingia, que llegaba –eso sí– hasta el río Llobregat y dejaba fuera a Lleida y Tarragona. Poco importa que dependiera política y religiosamente de los francos o que a ambos lados de la imprecisa frontera hubiera gentes de unas u otras creencias”. Hay que regar, sea como sea, el gen de la diferencia separadora. Para el nacional-secesionismo, es esencial buscar una justificación (pseudo)histórica con supuesto barniz científico. La ciencia (manipulada) al servicio de la Gran Causa.

Pero el caso real, señala oportunamente Valls, “es que los descendientes de los francos se diferencian poco del resto de Hispania en el siglo XXI. Sobre todo a la hora de exhibir su destreza comisionista”. Piqué no ha dudado en traicionar sus raíces carolingias para negociar que la Supercopa de España se celebrara en Arabia Saudí. “El dinero que mueve la competición asciende a 40 millones de euros por año hasta 2029, de los que un 10% –4 millones anuales– va a las arcas de la empresa del defensa del Barça”. Es decir, a sus ganancias personales. Unos 30 millones, más de lo que ganaría un trabajador medio catalán trabajando 50 años en cada una de sus doce reencarnaciones.

El artículo de Valls sigue por los mismos caminos de crítica y claridad y finaliza señalando que “el dinero, además de no oler, ni siquiera tiene patria”.

Pero la patria (o categorías sinónimas afines) sigue siendo muy reivindicada-usada-manipulada por la cultura y los partidarios del nacional-secesionismo (también por otros, retroalimentación es la causa). La (pseudo)historia, piensan, para quien la trabaja y la usa como elemento y argumento de enfrentamiento y distinción. Justo es dar por ello algunos apuntes sobre esa “patria”.

Tomemos pie para ello en el último libro del historiador José Luis Martín Ramos: La Internacional Comunista y la cuestión nacional en Europa (1919-1939). Señala el profesor emérito de la UAB en el capítulo III de su ensayo, El occidente europeo, que la aplicación de la línea nacional del V Congreso de la Internacional Comunista (IC, la III Internacional) tuvo en Europa occidental dos escenarios privilegiados: la cuestión de Alsacia-Lorena en Francia, y España. Fueron, remarca Martín Ramos, los dos puntos calientes del conflicto de nacionalidades y de la política autodeterminista.

A la cuestión de Alsacia-Lorena dedica las páginas 273-292 de su libro. No entro en ella. La sección III.2. está dedicada a España. Me centro en el apartado 2: Obrerismo versus nacionalismos. Los nuevos nacionalismos del País Vasco y Cataluña, así abre el autor de Historia del PCE, no buscaron la participación de las clases trabajadoras en sus movimientos, ni siquiera en el ámbito local. “Las procedentes de la inmigración, calificadas peyorativamente en Vizcaya como “nuestros chinos”, “orejas cortas” y finalmente “maquetos” -término que Arana hizo extensible a España: maquetolandia– o en Cataluña como “murcianos” o “charnegos” -estos eran los hijos de matrimonios mixtos- eran considerados un mal necesario que no podían, con el peso de su contingente, incidir en la cultura y la política del país”.

Lo dejo aquí por el momento. Sigo en otras notas. También los charnegos-ñordos-españolazos-botiflers podemos hablar del tema.

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