El independentista catalán Elies Campo ocultó a Citizen Lab y a la Universidad de Toronto, de la que depende este laboratorio de investigación en tecnología y derechos humanos, cuando le fichó como coordinador del informe bautizado como Catalangate, que estaba siendo investigado por un juez en España. Además, también hizo creer a Ronald Deibert, director de Citizen Lab, que trabajaba para Telegram cuando el portavoz de esta empresa afirmó a EL TRIANGLE que nunca le han contratado. En su Catalangate, Citizen Lab presenta a Campo como víctima del espionaje que denuncia y le presenta como miembro del departamento de Crecimiento, Desarrollo de Negocio y Partenariados de Telegram Messenger.
Estas conclusiones se deducen de las respuestas que el propio Deibert ha dado a las 32 preguntas que seis eurodiputados de Ciutadans plantearon el pasado 11 de mayo a los dirigentes de la Universidad de Toronto. Entre estos dirigentes se encuentran Deibert y la directora de la Oficina de Ética en la investigación de la Universidad, Rachel Zand. Zand no ha respondido a los eurodiputados sino que lo ha hecho Lorraine E.Ferris, vicepresidenta asociada de Supervisión y Cumplimiento de la Investigación. La respuesta de Ferris ha sido trasladarle las preguntas a Deibert para que las conteste él.
Deibert, que se ha desplazado a España estos días, reconoce en una de sus respuestas que no sabían que Campo estaba siendo investigado por un juez por haber participado en el apoyo informático de la movilización promovida por Tsunami Democràtic hace dos años y medio. “Citizen Lab sólo tuvo conocimiento de las denuncias formuladas contra Sr. Campo después de la publicación del Informe”, escribe el director de este laboratorio. En cuanto al posible conflicto de intereses y asumiendo una responsabilidad que le correspondería a la responsable del Comité Ético de la Universidad de Toronto, Deibert dice que “como investigador principal, de acuerdo con el protocolo de ética de la investigación aplicable, todo el trabajo de investigación se realiza bajo mi supervisión y autoridad junto con la de mi coinvestigador, el Sr. Scott-Railton. Si bien el Sr. Campo ayudó a coordinar las actividades de divulgación en Cataluña, todas las actividades de coordinación se realizaron bajo mi dirección, así como la del Sr. Scott-Railton, y Sr. Campo no trabajó de forma independiente. No hubo ningún conflicto de intereses planteado por el trabajo de Sr. Campo con Citizen Lab y su papel se mencionaba específicamente en el Informe”.
A la pregunta de cuál fue la participación de cada uno de los ocho autores que firman el Catalangate en el portal de Internet de Citizen Lab, su director detalla el trabajo de siete de ellos pero no especifica cuál era la función de Elies Campo. Cuando se le pide porque se fió de Campo contesta que “D. Campo trabajó conmigo mismo y con mi coinvestigador, SR. Scott-Railton, para ofrecer asistencia de divulgación a Citizen Lab entre 2020 y 2022. El trabajo del Sr. Campo se realizó bajo mi supervisión, así como la de mi coinvestigador, Sr. Scott-Railton”. Los diputados de Ciutadans reclamaban qué experiencia o habilidad de Campo les decidió a contar con su colaboración. Su respuesta es ésta: “Citizen Lab trabaja regularmente con personas de confianza dentro de comunidades específicas para contactar y ayudar a coordinar la divulgación de los grupos de alto riesgo. No se requiere ninguna experiencia técnica especial para esa actividad”. Y cuando quieren saber cuándo se produjo el primer contacto entre Campo y Citizen Lab, la respuesta de Deibert no puede ser más genérica: «El primer contacto lo hicimos en el 2020».
Elies Campo, después de pasar por los programas FAQS de TV3 y El món a RAC 1 y ser entrevistado en el diario ARA inmediatamente después de que Citizen Lab publicara su informe, ha pasado a la sombra. En su perfil de Twitter cuelga pocos mensajes y retuitea unos cuantos. Entre estos últimos se encuentra el tuit con las respuestas a los eurodiputados de Ciudadanos que Deibert colgó este viernes.
