El presidente ruso, Vladímir Putin, no ha aportado luz en el discurso del Día de la Victoria a ninguna de las incógnitas que flotan alrededor de la guerra de Ucrania. Había expectación para ver si Putin aprovecharía la celebración del 9 de Mayo, día en que se rindieron las tropas nazis en Europa, para dar a conocer qué previsiones tiene de cara al conflicto que inició al invadir Ucrania el pasado 24 de febrero.
Se especulaba con la posibilidad que el presidente ruso anunciara una declaración de guerra formal contra el país vecino, para poder activar a las tropas reservistas y enviarlas a la guerra o también que hiciera alguna referencia al supuesto control por parte de las fuerzas armadas rusas de la ciudad de Mariúpol.
Finalmente, el presidente Putin se ha limitado a exaltar el papel de los soldados rusos en el conflicto, comparándolos con los soldados del ejército rojo que hicieron frente y acabaron venciendo, conjuntamente con el resto de fuerzas aliadas, al ejército del III Reich.
Putin ha defendido que «la operación especial» del ejército ruso contra Ucrania ha sido la respuesta a los intentos de la OTAN de llevar hasta las fronteras de Rusia la amenaza militar de occidente. En este sentido, Putin ha asegurado que los Estados Unidos y el resto de socios del OTAN se han dedicado a enviar «centenares de asesores extranjeros» y «las armas más modernas» en Ucrania.
Vladímir Putin, en su discurso, ha dicho que «los Estados Unidos empezaron a hablar de su exclusividad después del colapso de la Unión Soviética, humillando no solo al mundo entero, sino a sus satélites», añadiendo que «somos un país diferente, nunca renunciaremos al amor a la patria, a la fe y a los valores tradicionales, a las costumbres de nuestros antepasados».
