Hace unos cuantos días conversaba vía mensajes con una buena amiga y periodista que vive en Castilla La Mancha, ella me replicaba un correo electrónico que le envió un médico amigo suyo que esta como voluntario en la guerra de Yemen. Este hombre le comenta en el mensaje lo que ya todos sabemos pero con mucha nostalgia y dolor ya que él lo vive en primera persona, su llamado además es un sentimiento de incomodidad y tristeza ya que él siente que las víctimas de la guerra en Yemen no significan nada para el mundo occidental.
Mientras, los gobiernos, empresa privada, medios de comunicación y periodistas, también incluidas las publicaciones virales en redes sociales se concentran y le dan toda la cobertura mediática al conflicto en Ucrania, que obviamente no queremos olvidar ni que se haga a un lado, solo señalamos la falta de empatía a los conflictos y problemáticas sociales que padecen otros pueblos del mundo.
Reclamamos y exigimos ser también solidarios y empáticos con aquellos que para occidente no representan tanto interés económico y que por ello les da igual que la gente muera olvidada sin que personas con consciencia social que vivimos de este acomodado del mundo, nos enteremos del dolor y la desgracia que provoca la guerra en países como el caso de Yemen. Económicamente y estratégicamente Yemen no representa prácticamente nada en comparación con Ucrania, sin embargo al igual que este país Europeo, también en Yemen viven seres humanos que han sufrido las consecuencias de la guerra y por un tiempo más prologando sin que ningún país de los llamados poderosos pueda hacer algo para detener esa masacre humana que asola este país de la península Arábica, el más pobre de esa región y entre los más miserables del mundo, sumergido en una guerra inusual entre grupos terroristas, separatistas y extremistas que cobran cientos de víctimas mortales cada día.
Con mi amiga Sonia, coincidimos que occidente concentra todos sus esfuerzos en el recién conflicto entre Ucrania y Rusia, defendiendo intereses económicos y geopolíticos más allá de proteger la vida y la integridad de las personas que habitan esa región y es ahí donde encontramos lo que siempre hemos criticado y señalado: el egoísmo y la ambición del ser humano y sobre todo de aquellos que controlan el mundo y se creen inmortales…
Yemen no importa, Yemen no nos sirve de nada, Yemen no nos hará crecer nuestras ganancias, Yemen puede seguir matándose entre sí, Yemen es como una cuenta de banco en cero, Yemen es invisible porque no nos dará nada por ahora, además Yemen no es Europa ni Norteamérica… Que importa Yemen, por nosotros que se sigan matando y que desaparezcan, esas y muchas frases seguramente replican los dioses del olimpo, si esos que controlan el mundo, los grandes multimillonarios que no tienen alma ni corazón y que su único fin es acumular más riquezas a costa del dolor de otros.
Por eso en Yemen podemos decir que se vive la guerra de los olvidados, de los que no importan a nadie, de los que son considerados escoria humana y que da igual si desaparecen, mueren porque les matan o por hambre, sed, calor o frio, es que como escribí antes, da igual, no suman nada para los poderosos de occidente y para estas aves de rapiña, si no produces alimento para ellos, entonces simplemente no sirves y te dejan olvidado o te mandan a desaparecer para siempre. Tristemente somos muy pocos en el mundo que sentimos el dolor de los olvidados y que nuestra empatía se muestra sin ningún interés particular, más soñamos y luchamos desde nuestras propias trincheras al margen de las limitaciones que el sistema nos impone por ser diferentes e intentar visibilizar el dolor y el sufrimiento de aquellos pueblos como Yemen que a otros no les importa. Lloramos en silencio con mucha impotencia y dolor porque sentimos que nuestro esfuerzo es mínimo para cambiar este mundo egoísta, ambicioso, clasista, en donde no importa el bien común, solo el interés personal sin importar a cuanta gente le haremos daño, únicamente se trata de acumular para nosotros y que cada quien se arregle como puede, esa es la triste y amarga realidad entre los seres humanos.
