Dejar los móviles en una caja metálica antes de entrar o la obligación de guardar el secreto de todo lo que se hable. En estas condiciones, los diez miembros de la comisión de secretos oficiales además de la presidenta Meritxell Batet, han escuchado este jueves las explicaciones de la directora del CNI, Paz Esteban, sobre el uso de Pegasus para espiar a los móviles tanto de independentistas como del presidente Pedro Sánchez, y de ministros del gobierno español.
Aunque el incumplimiento de estas normas puede acarrear penas de hasta cuatro años de cárcel, el contenido de la reunión, la primera con representantes independentistas, que ha durado cerca de cuatro horas, ha sido generosamente filtrado.
Así, como se han hecho eco TV3 y Catalunya Ràdio, entre otros medios, se ha podido saber que se espiaron cargos y líderes independentistas, pero sólo 18 de los 67 nombres que apuntaba el informe de Citizen Lab. Entre ellos, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, cuando era vicepresidente y conseller de Economia, y el entorno de Carles Puigdemont. Esteban ha mostrado pruebas de que certificarían que se hizo con la autorización del Tribunal Supremo.
No ha aclarado, pero si los servicios de inteligencia utilizaron Pegasus, el mismo programa que se empleó para intervenir los teléfonos del presidente Sánchez, de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Al finalizar la reunión, teóricamente secreta, el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, ha lamentado que Esteban «ha dicho exactamente lo mismo que se había filtrado». Esto, a su juicio, es que ha reconocido el espionaje a independentistas, pero asegura que se hizo con una autorización judicial y en ningún caso de forma generalizada.
