El congreso nacional de Junts per Catalunya (JxCat) tendría que tener lugar durante la primera quincena de junio. Cuando el todavía secretario general de la formación, Jordi Sànchez, anunció que dejaría vacante el cargo y que convocaba el cónclave para escoger una nueva dirección, explicó que prefería, por el bien de su espacio, que hubiera una única candidatura conjunta que reuniera todas las familias del partido, algunas de ellas fuertemente enfrentadas.
Además, reprochó la falta de humildad y el exceso de ansia de protagonismo de algunos de sus miembros. Y es que los personalismos y jugar a ser “de los míos y de los tuyos” en una misma formación es complicado de gestionar, y acostumbra a acabar con el dirigente que intenta lidiar con esto y que recibe muchas de las puñaladas dimitiendo y tirando la toalla. Cómo le ha pasado a Jordi Sànchez.
Semanas después de aquel anuncio y de aquel ruego que hizo el secretario general de Junts, las diferentes facciones del partido están tan enrocadas que esta lista única se resiste. Y lo está haciendo mucho más de lo que habría esperado Jordi Sànchez cuando sacrificó su liderazgo político en pro de la unidad interna.
