El ministro de Cultura, Miquel Iceta, también lo es de Deportes y, en este sentido, se le puede ver a menudo en acontecimientos donde participan deportistas españoles. Después de la plantada del presidente del Aragón, Javier Lambán, al Gobierno catalán, al Gobierno español y al Comité Olímpico Español (COE) en la candidatura de los Juegos Olímpicos de invierno 2030, el mundo del deporte de nieve esperaba más de él. Además, por el hecho de ser catalán, formar parte del Consejo de Ministros que ya había avalado la propuesta técnica y de ser del mismo partido que Lambán hacía prever que movería ficha, que presionaría internamente y en público, y que haría piña con los que no han traicionado el acuerdo de la propuesta técnica.
Pero, en contra del que se esperaba, Iceta ha tenido un papel casi neutral, de perfil bajo, equidistante y siempre apelando a la idea que todo el mundo tiene que hablar con todo el mundo para ponerse de acuerdo otra vez. Ningún reproche a Javier Lambán ni al plantón. “Ha hecho un papelón, no nos lo esperábamos”, asegura uno de los dirigentes de las federaciones catalanas de deportes de invierno. Y es que ser catalán, socialista y ministro de Deportes no era una cosa de riesgo. Hasta que uno se topa con Javier Lambán.
