Bartomeu gana el primer asalto judicial del ‘Barçagate’

La jueza archiva la querella de Jaume Roures por injurias y calumnias, entrando parcialmente en el fondo del caso y negando la participación del ex-presidente

Hasta ahora, el juicio mediático y social contra Josep Maria Bartomeu lo ha declarado muy culpable de todos los presuntos cargos de los que se le acusaba por el llamado ‘Barçagate’. Sin embargo, la primera jueza de verdad que ha tenido el caso sobre la mesa ha dictado una sentencia inicial exculpatoria y, seguramente, clave en el futuro de varias querellas interpuestas contra el ex-presidente del FC Barcelona y ejecutivos de su presidencia.

Aunque sólo es un fallo recurrible por el querellante, Jaume Roures, el empresario de la todopoderosa Mediapro, para la

magistrada juez Alejandra Gil, del Juzgado de Instrucción n. 13 de Barcelona, no hay caso, no existe base para el presunto delito de posibles calumnias e injurias pretendido por Roures, objeto de algunos tuits poco elogiosos emitidos por una de las cuentas gobernadas por I3Ventures.

Aquí no se evaluaban otros delitos como los de administración desleal o corrupción entre particulares, que forman parte de otro sumario donde se quiere demostrar que hubo una gestión y uso indebido de los recursos del FC Barcelona cuando, más allá del análisis y defensa institucional del club en las redes sociales, aparecieron unas cuentas de twitter como la que aludía a Jaume Roures.

En las declaraciones que hasta ahora se han producido, la defensa de Bartomeu se basa en que nunca autorizó este tipo de prácticas, al contrario, en que tampoco fueron oficialmente encargadas por él y en que el empresario Carlos Ibáñez, propietario de I3Ventures y de las filiales que realizaban el monitoreo de las redes, ha admitido que las abrió por su cuenta, sin coste para el Barça, con la única finalidad de reforzar y perfeccionar sus conclusiones en base al tipo de reacciones y perfiles que respondían a determinados mensajes.

En definitiva, buena parte de la estrategia de la acusación se basa también en que el objetivo de esa otra red de cuentas tenía como finalidad erosionar la imagen y el prestigio de una serie de personajes importantes del entorno del club azulgrana.

Por eso puede ser importante y trascendente desde el punto de vista procesal el archivo de la querella presentada por Jaume Roures, pues la jueza entra parcialmente en el fondo del sumario principal cuando considera que «no existen indicios» de que Bartomeu y Masferrer «contratasen a I3Ventures para que publicasen contenidos dirigidos a faltar al respeto a los querellantes».

También apunta que «no cabe presumir que todo lo que publicasen los trabajadores de I3Ventures fuese ordenado por los querellados ni que estos diesen instrucciones tendentes a faltar al honor del Sr. Roures o de la empresa de la que es administrador». Además, recalca que «no consta la participación de los querellados en unos hechos que tampoco son constitutivos de delito». Por todo ello, ordena el «sobreseimiento libre y archivo de la causa».

Este añadido puede ser también, llegado el momento, un argumento a favor de que el ‘Barçagate’ se archive también.

Por ahora, , la magistrada ordena el archivo de la querella por injurias porque, tal como argumenta en su escrito, las expresiones que Jaume Roures veía como motivo de injurias contra su persona «no pueden ser consideradas injurias de carácter grave y las leves son atípicas, pues quedaron despenalizadas”.

Por lo que respecta a las supuestas calumnias, Roures defendía que eran constitutivas de delito expresiones como «acoger etarras en su casa”, “pagará 20 millones para frenar una investigación por soborno en el caso Fifagate», «generación de facturas falsas en el caso 3%», «Jaume Roures emitió facturas falsas por valor de 351.746 euros que sirvieron para pagar sobornos (…)», «tiene cuentas en distintos lugares del mundo con el único objetivo de pagar menos impuestos» o «criminal peligroso».

Al respecto, la magistrada sostiene que «para la existencia del delito de calumnia no basta con achacar genéricamente a otra persona hechos constitutivos de infracción penal, sino que es necesario que esa imputación se haga de modo específico y en todo caso individualizando de modo evidente las características genéricas del tipo delictivo que se achaca al presunto calumniado”. Y entiende que los comentarios, además, se refieren a hechos ya publicados en prensa con anterioridad como, por ejemplo, que “una filial del grupo Mediapro en Miami aceptó pagar dinero para evitar la continuación de un procedimiento referente a dos delitos de fraude por sobornar a altos directivos de asociaciones de fútbol del Caribe para hacerse con derechos de comercialización de partidos». Del resto de las alusiones existen también evidencias que impiden convertirlas en calumnias, según el criterio de la magistrada.

Bartomeu declaró ante la juez lo mismo que en su día explicó a la prensa y a futbolistas como Gerard Piqué, quien recientemente ha acusado al ex-presidente de “mentirme a la cara”. La juez, desde luego, ha instruido la querella mediante las declaraciones de todos los testigos e implicados, conviniendo en que, ciertamente, no se puede demostrar que el ex-presidente tuviera implicación ni responsabilidad alguna en esas cuentas ni en sus contenidos.

Piqué, que parece obsesionado con Josep Maria Bartomeu, podría plantearse rectificar sus manifestaciones ahora o esperar a conocer el éxito o no del recurso de Jaume Roures. En cualquier caso, a la vista de esta primera resolución judicial, el defensa azulgrana haría bien en no insistir en esa línea hasta entonces, pues ahora mismo cualquier abogado podría encontrar argumentos para defender ante un tribunal un posible delito de calumnias.

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