Barbarie versus manipulación

He estado leyendo artículos, reflexiones, opiniones y frases en redes sociales durante toda la semana concernientes a la guerra en Ucrania. Aunque muchas veces caigo en la trampa de opinar y de juzgar sin comprobar lo que me llega, en la mayoría de los casos permanezco atento a lo que leo y analizo en consecuencia.

Parece que todos los medios están de acuerdo en que ha habido una masacre intencionada en Bucha, localidad próxima a Kiev. Las imágenes de los muertos en sus calles corroborarían en un primer momento que ha habido una matanza que Rusia niega. Sorprende esa unanimidad sin que haya habido la posibilidad de que organismos internacionales visiten la zona. Parece que las conclusiones se sacan a la vista únicamente de esos cadáveres o de supuestas fosas comunes excavadas unos días antes. También, con testimonios supervivientes de esos asesinatos a sangre fría que explican con detalle lo sucedido.

Quizás no debería meterme en este embrollo, que me puede salir mal. Nos encontramos en un conflicto bélico de proporciones gigantescas, con una devastación también desorbitada. En definitiva, una guerra. Una guerra que, como todas, trata de causar el daño más grande al enemigo y, no lo olvidemos, se utilizarán todos los medios para hacerlo. No hay que olvidar la preponderancia de las redes sociales, de la inmediatez de las imágenes que llegan y del rápido efecto que todo esto produce en el espectador, en el receptor que, no lo olvidemos tampoco, es el que, en el fondo, tiene que aceptar las posiciones de su gobierno. Por eso es tan importante la elección de instantáneas que surtan el efecto deseado.

En ningún momento estoy diciendo que todo sea un montaje. Desgraciadamente, los cadáveres yacen allí y forman parte de la crueldad de la guerra. No me creo esas historias que corren por las redes en el sentido de que son actores (ucranianos, naturalmente) que quieren falsear la realidad. Pero ¿quién nos asegura que esos muertos no han sido extraídos de bajo los escombros de algún edificio atacado con un misil y colocados estratégicamente a lo largo de una calle cualquiera? ¿Quién está completamente seguro de que esos muertos lo son por balas rusas cuando todos sabemos que el armamento utilizado en esta guerra proviene de los mismos lugares? Hay tanta información interesadamente manipulada, por unos y por otros, que la desinformación se hace cada vez más evidente. Solemos posicionarnos a favor de unos y en contra de otros, porque los gobiernos y los medios de comunicación, pagados por esos mismos estados, nos muestran el camino, sin dar opción al pensamiento crítico, a analizar y a opinar por nosotros mismos.

Hace unos días leía un comentario que decía que lo más probable es que toda esta guerra no sea más que un juego de estrategia de los poderosos. A EEUU le interesa vender su petróleo a Europa a un precio desorbitado. Obligando a Europa a cerrar el grifo del gas ruso, también le fuerza a comprar el suyo, naturalmente más caro, porque tiene que ser trasladado en barcos. Una Europa subyugada y sumisa a EEUU y a la OTAN, incapaz de reaccionar. Mientras tanto, logra también su empobrecimiento y añadir más odio entre los propios europeos. Por eso hay gente que piensa que esas imágenes de Bucha contribuyen a hacernos creer que, si no aceptamos esa sumisión, ese debilitamiento, esa recesión imparable, nosotros podemos ser los siguientes en engrosar la lista de muertos. ¿Quién no va a preferir la subsistencia a la muerte?

Y mientras, como clamando en el desierto, surge tímidamente un humanismo que reclama salir inmediatamente de esa telaraña impuesta por EEUU (y la OTAN, que es lo mismo), trabajar por la paz y no por la guerra. En Francia, el candidato de la Unión Popular, Jean-Luc Mélenchon, propone la salida de la OTAN y apostar por la no alineación como única salida. Las victorias de la extrema derecha en Hungría y en Serbia, así como el paso dado por Suecia y Finlandia reclamando su derecho a entrar en la OTAN, no auguran nada bueno. Tampoco el de Polonia, dispuesta a albergar armas nucleares. Ante tanta insensatez, parafraseando las palabras de Mélenchon, “otro mundo es posible”, porque, quizás, lo más valiente sea salirse de esta mentira geoestratégica, de este macabro baile de imperialismos. ¿Quién se apunta a dejar a los cobardes desnudos?

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1 comentario en «Barbarie versus manipulación»

  1. Lógicamente todos abominamos de la invasión rusa. Es una obviedad no susceptible de discusión.
    Pero Ucrania no es fiable. La sospecha de la que habla el articulista nos asalta a muchos. En esta guerra hay mucha oscuridad. Más de la que ha habido en otros conflictos recientes.
    USA tiene un proletariado interno, al que trata a muy mal (sanidad y pensiones por ejemplo), que puede convertirse en un auténtico problema.
    El estado de bienestar europeo «molesta».

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