El Barça puede cerrar esta temporada con unas pérdidas de 100 millones de euros

El presidente, Joan Laporta, busca soluciones en la desesperada, cuando solo quedan tres meses de margen

Joan Laporta

La amenaza de un cierre del ejercicio con 100 millones de pérdidas ha provocado que Joan Laporta, ahora en funciones de presidente y de CEO para todo, haya perdido los nervios y haya destituido a dos ejecutivos clave en la venta más necesaria y urgente que nunca del Barça Corporate. Los defenestrados han sido Paco Latorre, responsable de Barça Studios, y Jordi Balsells, que estaba al mando del retail y de BLM, la sociedad que había recuperado el control de las tiendas propias del club y la gestión de la tienda en línea.

Barça Studios y Barça Licensing & Merchandising (BLM) estaban llamadas a producir beneficios urgentes esta misma temporada, según una fórmula de explotación que fue diseñada por Bartomeu antes de dimitir el octubre del 2020, consistente en vender a un partner especializado el 49% de ambas sociedades para una gestión compartida, incluidos riesgos, ganancias e inversiones.

Tanto Paco Latorre en materia audiovisual como Jordi Balsells en el área del retail tenían que cerrar acuerdos que compensaran los números rojos previstos en el presupuesto ordinario de esta temporada. Su destitución fulminante, a solo tres meses del cierre, habla claramente del fracaso de ambas operaciones, al mismo tiempo que siembra el pánico ante la posibilidad que el presidente tome decisiones disparatadas, con precipitación y contraproducentes.

Ambas líneas de negocio son complicadas para un club como el Barça, que, preferentemente, se concentra en ganar el máximo número de títulos posible con el primer equipo de fútbol. Cuando, más allá de la explotación de los derechos de TV, merchandising y la venta de ropa, aparecen ejecutivos mediocres e inexpertos con sueños comerciales sesgados y fantasiosos, como es el caso de Barça Studios, es cuando las cosas empiezan a complicarse.

A la productora propia del club se le han ido concediendo, en gran parte a causa de los proyectos de Paco Latorre, unas expectativas muy por encima de la realidad del mercado, porque para generar beneficios por la vía de grandes documentales, series, reportajes e incluso películas, como algunos se atreven a afirmar, compitiendo con plataformas como Netflix o Disney, Barça Studios tiene por delante al menos cinco años de trabajo y de inversión de centenares de millones y de pérdidas regulares.

Con BLM la situación es la contraria, porque, si el fútbol recupera su pulso económico, habrá merecido la pena el esfuerzo por el acto de explotación del retail después de años de guerra por la independencia con Nike. Excepto una imprevista y millonaria ruptura del contrato, la empresa americana ha sido y sería el único socio posible en esta aventura, que, por otro lado, ya tiene el precedente de cuando Barça y Nike crearon y explotaron FC Barcelona Merchandising conjuntamente.

Después de separarse, poco amistosamente, por cierto, en el supuesto de que se reconciliaran, el club reduciría su inversión y también sus ingresos, a compartir, en la misma proporción.

¿Dónde está, pues, el beneficio a muy corto plazo? Sin duda, en la externalización de ambas líneas de negocio, en la cesión o una venta accionarial inminente y superior al 49%. Es decir, perdiendo el control e ingresando una cuota fija exenta de gastos. Pan solo para hoy.

El tiempo se acaba para cerrar operaciones como Barça Studios y BLM, cosa que significa que cualquier acuerdo o negociación susceptible de cerrarse antes del 30 de junio estará sujeto a la precipitación. Es lo mismo que ha pasado con Spotify, cuando, en un momento determinado de la temporada, a causa de la negligente y lenta gestión del mismo Laporta, la posibilidad de empezar de nuevo suponía perder probablemente entera la esponsorización por la temporada 2022-23.

La ventaja de la negociación lo tuvo, por lo tanto, la plataforma musical cuando, en la revisión y la recta final, percibió la necesidad y la urgencia de Laporta, sin plan B, sin alternativa y sin CEO.

Las bajas de Paco Latorre y de Jordi Balsells no han sido cubiertas por fichajes estrella que puedan liderar cada área. Del mismo modo que el ex-CEO Ferran Reverter ha sido relevado por una especie de núcleo duro cósmico, una serie de diminutos planetas girando en torno a un Sol que vaga sin control por la galaxia, Laporta tampoco quiere volver a sentarse con expertos con planteamientos y objetivos de prima donna.

Ha escogido que sea una consultora como KPMG la que acabe filtrando y estudiando las propuestas que ya han llegado o que se puedan dirigir al club por la compra accionarial de Barça Studios. Pero si Laporta no pone al frente a alguien de los suyos, quiere decir que, por ahora, todo está muy verde.

Si KPMG es capaz de encontrar socios para el proyecto, entonces todo puede cambiar radicalmente. Está claro que si Barça Studios fuera un gran negocio, Mediapro ya estaría al caso y quizás al frente.

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