Laporta mete la pata gravemente con el fichaje de Haaland

Primero envía a Xavi y Jordi Cruyff a ver al jugador, luego niega categóricamente esa reunión para evitar una sanción de la FIFA y luego dice que sólo hablaron de fútbol

Hay frases que por generalistas, facilonas e improvisadas pueden acabar creando demasiados problemas o malentendidos. Xavi ha cometido el error, quizás desde un posicionamiento bienintencionado, de afirmar algo tan rotundo en apariencia como discutible: “Nadie que yo conozca le dice que no al Barça”. Se sentía tan envalentonado y motivado ante una prensa entregada y tan dócil que no calculó demasiado bien ni el alcance de sus palabras y ni las consecuencias de admitir la celebración de una cumbre secreta con Haaland, a la que asistió acompañado de Jordi Cruyff en algún lugar de Alemania hace un par de semanas. Lo hizo con el propósito de transmitirle a Haaland un mensaje inequívoco de su apuesta por el futbolista noruego. 

Haaland no le dijo que no, por supuesto. Tampoco que sí. Fue cortés, educado y atento en una entrevista más corta y menos resolutiva de lo que esperaban los emisarios azulgrana. Resulta evidente que si Laporta envió a su entrenador y al hijo de Cruyff para seducir al noruego la razón es obvia: Erling Haaland no se ha decido por el Barça ni el Camp Nou es su prioridad. 

Con una llamada de teléfono a Mino Raiola, el representante del futbolista íntimo amigo de Laporta, al presidente le bastaba pasar saber eso y también que quien va por delante en la puja no es otro que el Manchester City.

La recomendación de camelarse al futbolista por la vía directa fue idea del propio Raiola, cuya influencia llega hasta un punto que topa con la no menos despreciable autoridad del propio padre del jugador, ex-jugador del City. El club de Manchester, que cuenta con un entrenador más ‘sexy’ que Xavi, su ex-compañero y ex-entrenador Josep Guardiola, y que además se dopa con el dinero de Abu Dhabi, el que haga falta, para igualar y mejorar cualquier oferta que le pueda llegar al delantero noruego, es el recomendado por la dominante figura paterna del futbolista.

Tampoco ayuda que el presidente, Joan Laporta, prometiera renovar a Messi y lo echara a patadas, como a Griezmann, que no sepa ni cómo manejar a Dembélé y que, en líneas generales, no sea una persona de fiar ni de palabra al frente de un club con graves problemas financieros. 

Un presidente desconcertante y confuso, responsable de tirarse al río atado a piedras, como las enormes pérdidas fabricadas por él mismo y que ahora, desesperado, intenta deshacerse de ese lastre diciendo sí a CVC después de firmar, junto con el Real Madrid y el Athletic, una demanda en contra de ese crédito salvador, hoy imprescindible y necesario para poder siquiera aspirar a sentarse en la partida de Haaland.

Si además el otro jugador es Florentino, el presidente del Barça va con las peores cartas, menos recursos que los demás, de prestado y muy limitado si se trata de doblar la apuesta, y desde luego con la peor estrategia, además de la desconfianza que, en general, despierta el personaje.

No confundir la continuada y sonora ovación de la prensa catalana con su imagen exterior y la del propio Barça que, de momento, juega en la segunda división europea, sin opciones en la Liga y apeado de las competiciones domésticas. Esas son básicamente sus razones desesperadas para intentar el fichaje de Haaland y tapar con el éxito de esa operación, con goles, la fragilidad estructural de su gestión. 

A diferencia de 2003, cuando se encontró en las manos con la herencia deportiva de Joan Gaspart y de Núñez, o sea Messi y los magníficos, ahora Bartomeu le ha dejado una generación de oro que necesita un Haaland para consolidar el regreso a la primera línea, garantizar la competitividad del equipo y estar en disposición de luchar por la Liga y por la Champions. Un futuro imposible si Mbappé se viste de blanco y Haaland de ‘citizen’.

Otra cosa es que Laporta exhiba invariablemente su torpeza sobre este tablero, que ya se ha convertido en un circo de varias pistas. Aunque Erling Haaland agradeció a Xavi y Jordi Cruyff la cortesía, esa visita puede haber sido a la larga el error más grave cometido por la junta y su equipo técnico, pues la FIFA prohíbe expresamente tantear a un futbolista con contrato en vigor con otro equipo; no al menos hasta el periodo de los últimos seis meses de ese contrato, que no es el caso del noruego.

Y si el Barça, por mediación de Xavi y de Jordi Cruyff, se la jugó, arriesgando demasiado, debió tomar las máximas precauciones para que la excursión no trascendiera. Un medio catalán, L’Esportiu, destapó esa jugarreta, que más tarde confirmó el propio entrenador azulgrana, se supone que por la honestidad personal y profesional.

Por eso, porque fue  una terrible equivocación, a los pocos días ha sido el propio presidente Joan Laporta quien contradijo esa información, intentando, de un modo patético, negar ese encuentro en Alemania. “¿Que Xavi no lo ha desmentido? Pues yo lo desmiento categóricamente. En el Barcelona no negociamos con el jugador. Cuando tengamos que negociar lo haremos con el Borussia Dortmund, si se da la circunstancia”, dijo para intentar defenderse de un expediente con el que seguramente ya le ha amenazado el club alemán. 

El desmentido no se sostiene después de que el propio Xavi dio veracidad a la información exclusiva del diario catalán. 

Para evitar que la hemeroteca lo desnudara ridículamente, Laporta no tuvo más remedio que, un minuto después, desmentirse a sí mismo, entrando en una espiral propia de quien ha perdido totalmente el control de la situación: «Estoy convencido de que se pueden mantener conversaciones entre deportistas, pueden hablar de fútbol, que es de lo que saben. Y venir al Barça es atractivo porque el equipo está en construcción y enamora porque hay jugadores muy jóvenes, con mucho talento, que tiene presente y futuro, pero las cuestiones económicas las valoran otras personas del club”. 

Una salida por la tangente rematada con una frase obligada por los asesores legales: “Con Raiola tengo buena relación, pero sabemos los dos que primero hay que hablar con su club». 

Tampoco hay que olvidar que, recién llegado a la presidencia, Laporta recibió en el Camp Nou a Mino Raiola y al padre del noruego, Alf-Inge Haaland, en una gira de promoción y venta que debía ser, en principio, discreta y secreta. Horas después ambos recalaron en Madrid donde Florentino Pérez no quiso recibirlos personalmente.

En este punto de la temporada, da la sensación de que Joan Laporta, acorralado, no deja de utilizar todo su aparato de propaganda para que, a diario, aparezcan noticias sobre cómo fichar a Haaland, sobre la súper-oferta para cerrar la operación, haciendo frente a la cláusula de rescisión para el Borussia Dortmund (75 millones), las comisiones para el padre y Mino Raiola (60 millones) y una ficha creciente para el futbolista, de 20 millones la primera temporada.

Menos mal que fueron Xavi y Jordi Cruyff los que se reunieron con él, porque si Laporta llega a enviar a Piqué para convencerlo y éste le explica que la temporada próxima el defensa casi llegará a los 30 millones, desde luego que Haaland ya habría tomado una decisión. Y puede que el City lo acabe fichando en buena parte con el dinero pagado por el Barça para fichar Ferran Torres.

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