El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, hizo la semana pasada una conferencia donde había anunciado que marcaría las líneas maestras de su proyecto, especialmente en la reconstrucción del espacio independentista. Las expectativas eran altas.
Durante semanas, Aragonès estuvo reuniéndose, en público y en privado, con líderes de partidos y entidades soberanistas, con cuadros internos y referentes del espacio, con gente a quien quería tomar el pulso para construir su propuesta. Y esto había creado una gran esperanza, sobre todo entre la gente de Esquerra Republicana, que esperaba que su presidente marcaría un horizonte claro y daría un golpe de efecto para liderar la estrategia que pudiera venir.
Pero después de escuchar lo que dijo Pere Aragonès, con escasas novedades y ninguna fórmula clara para unir al independentismo ni para avanzar en la independencia más allá de la negociación con el Estado, hay numerosos cuadros territoriales e intermedios que están decepcionados. “Cuando lo que más gusta de la conferencia es la puesta en escena y el grafismo, es que tenemos un problema”, asegura un miembro de la dirección.
