Los pasados días 28 y 29 de enero se celebró el primer congreso (constituyente) del nuevo partido de izquierdas denominado Alianza de la Izquierda Republicana de España (AIREs – La Izquierda).
Su nacimiento responde al sentimiento de orfandad que muchas personas que se identifican con los valores universalmente considerados como propios de la izquierda tienen ante la práctica política de los principales partidos que en España se autoadjudican esa etiqueta.
Dicha práctica política contradice los valores de la izquierda, al menos, en dos puntos clave: 1) el conflicto capital-trabajo, en torno al cual se libra la pugna por la defensa y expansión de los derechos sociales de las clases subalternas; 2) el conflicto igualdad-diferencia en materia de derechos civiles, que aparece con especial claridad en la cuestión territorial/nacional.
En lo referente al primer punto está claro que desde los años 80 arrastramos en este país una larga cadena de cesiones gubernamentales en favor de los intereses de las clases privilegiadas, lo que se ha traducido en una pérdida de derechos sociales de la mayoría de los españoles, que viven de su trabajo. Los tímidos intentos del actual gobierno de revertir esa situación se quedan muy cortos, como el análisis del reciente acuerdo tripartito sobre relaciones laborales ha puesto en evidencia.
En lo referente al segundo punto, la creciente centrifugación competencial del Estado en favor de diecisiete entidades autonómicas, lejos de reforzar los vínculos de solidaridad y lealtad entre las poblaciones de los diferentes territorios en aras del bien común, no ha hecho sino alentar los proyectos disgregadores e insolidarios, del que el aparentemente adormecido proceso secesionista catalán es caso paradigmático pero no único.
Ante esos vacíos, y dado que en política, como en física, los vacíos tienden a llenarse, un grupo de personas procedentes de las dos grandes familias de la izquierda de inspiración marxista, más algunas otras sin militancia previa, decidieron hace un año dar inicio al proceso del que sentó acta el mencionado congreso. En él se aprobaron, entre otras, las siguientes propuestas políticas:
Sanidad Pública. Creación de un Sistema Nacional de Salud de gestión centralizada, público, de calidad y universal. Rechazo de sus diferentes formas de privatización, abierta o encubierta.
Trabajo. Revertir la tendencia a la degradación de las condiciones laborales. Derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012. Pero también de las habidas en los años 80 y 90 del pasado siglo, que introdujeron en el derecho laboral español las empresas de trabajo temporal y la precarización de los contratos de trabajo mediante la degradación de la negociación colectiva.
Política sindical. El sindicalismo de clase, a cuya unidad aspira AIREs, no puede asumir sin ningún tipo de análisis las nuevas formas de explotar y producir, o aceptarlas sin más como fenómenos naturales, sino propiciar la organización eficaz de los trabajadores para defender sus derechos frente a ellas.
Vivienda como derecho social fundamental. El Estado debe intervenir en defensa de este derecho mediante un Gran Plan Estatal de choque en pro del alquiler público asequible, que incluya la promoción y construcción o compra a justiprecio de un amplio parque de vivienda pública.
Educación. Creación de un verdadero Sistema Nacional de Red Pública Educativa. La educación, como derecho fundamental, debe hacerse efectivo para todos los ciudadanos en pie de igualdad y de forma gratuita.Fortalecimiento y garantía del Sistema Público de pensiones. Debe revertirse cualquier intento de sustitución del sistema público de pensiones por planes privados de empresa.
Medio ambiente y sostenibilidad económica y social. En una economía sostenible, además de sostenibilidad ambiental, debe haber una sostenibilidad social, la cual requiere equidad y distribución, también intergeneracional, de la riqueza generada.
Los impulsores de este proyecto esperan que cunda su ejemplo y los convencidos de las justas razones de la izquierda acaben confluyendo en una organización que haga sentir la fuerza social de los irrenunciables ideales de igualdad, libertad y fraternidad.
