¿Por qué Spotify se hace el sueco a la hora de firmar con Laporta?

Spotify

Las expectativas de cerrar pronto el acuerdo de patrocinio con Spotify no están tan claras pues por diferentes motivos han surgido cuestiones que, sin ponerlo en peligro, al menos por el momento, sí que han introducido elementos que lo van a retrasar, algunos derivados de la propia ansiedad y prisas de la directiva azulgrana por cerrarlo.

A Joan Laporta no le fue bien que se conocieran unas conversaciones que arrancaron en octubre pasado bastante bien encaminadas y discretas por parte del departamento comercial. Los señuelos de dos sociedades del negocio de las criptomonedas, presuntamente interesadas, no pudieron esconder, finalmente, que la verdadera negociación iba en otra dirección. A ninguna de las dos partes le interesaba la publicidad y los efectos colaterales que pudiera ocasionar.

Al Barça porque barajaba cifras reales muy por debajo de las que venía filtrando a la prensa, exageradas, fuera de mercado y manipuladas como resultado de esa compulsión por alimentar expectativas que finalmente no se acaban cumpliendo. Es una reacción frecuente de esta directiva, que no sabe contenerse cuando la prensa le pregunta por las negociaciones y lo primero que sale de su boca es que el Barça “tendrá la camiseta mejor pagada del mundo”.

Luego viene el bajón y una posición negociadora débil como ahora ha ocurrido cuando se ha destapado su necesidad acuciante de ingresos, los que sean y a cambio de lo que haga falta, porque el tiempo apremia y el Barça nunca había tardado tanto en cerrar el patrocinador de la camiseta. Así, para hinchar las cifras, Spotify se ha aprovechado de esta precariedad y ha ido incluyendo más y más activos, también el nombre o el apellido del estadio, cuestión aún no resulta y susceptible de impugnación asamblearia si Spotify apareciera por delante del nombre del Camp Nou. Además, ha podido obtener una rebaja por el hecho de que la mayoría de las camisetas que se puedan vender la próxima temporada no lucirán el logo estampado de la plataforma sueca de streaming. La causa es que Nike necesitaba conocer el nombre del patrocinador el mes de octubre pasado. Como mucho, en las tiendas oficiales del club se podrá pegar ese logo como el nombre de un jugador o el dorsal, o sea manualmente.

También ha dado tiempo a que Spotify fuera investigada mediáticamente, dejando entrever que no es ninguna marca inmaculada, mucho menos por lo que se refiere a su solvencia económica y financiera, pues viene perdiendo dinero un año tras otro. Luego han aparecido cuestiones de índole ética a causa de la tolerancia de Spotify con determinados autores y artistas que han hecho apología de los movimientos antivacunas o usado letras racistas y xenófobas, lo que ha provocado que otros cantantes hayan abandonado la plataforma.

El impacto en la compañía no se ha hecho esperar. De una cotización en bolsa de 300,95 dólares por acción el pasado mes de noviembre, en enero bajó a 210,87 dólares y el lunes habían caído hasta los 162,21 dólares.

Si a esta circunstancia se añade la fuga de Ferran Reverter, coincidente en el tiempo con la recta final, es normal por ahora Spotify se haga el sueco, expresión manida y antigua que aún sirve para dar a entender que no tienen prisa, por ahora, en cerrar el acuerdo.

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