Periodismo ‘defectuoso’ en Cataluña

Un señor francés llamado Charles Louis de Secondat y que conocemos como ‘Montesquieu‘ fue quien consolidó la idea de que la sociedad se organiza en base a tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Murió en 1755. De la afirmación de que los medios de comunicación constituyen un cuarto poder social se atribuye su paternidad a un político británico –Edmund Burke– que la pronunció en el debate de apertura de la Cámara de los Comunes en 1787. De hecho, Burke no se refería a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial sino a la Iglesia, la nobleza y los políticos.

Durante muchos años hemos dado por bueno que legisladores, gobernantes, jueces y periodistas son las piezas fundamentales en el ejercicio del poder. Echo de menos en esta división los magnates, los ricos, los empresarios poderosos, que, a menudo, hacen bailar como quieren a los que hacen las leyes, a los que las ejecutan, a los que juzgan su aplicación y a los que informan de cómo actúan los otros tres poderes citados.

El periodismo debería tener la función de controlar y fiscalizar a los demás poderes. Cuando renuncia a esa función deja de ser periodismo y se convierte en propagandismo o en otra cosa.

En Cataluña, durante muchos años, que coinciden con los del gobierno de Jordi Pujol en la Generalitat y de predominio de la ideología nacionalista se hablaba de la existencia de un oasis catalán. Esta expresión se refería a que los medios de comunicación estaban controlados por el pujolismo. A base de subvenciones y de sintonía ideológica, muchos medios de comunicación callaban ante la corrupción o los errores del gobierno nacionalista o aplaudían cualquiera de sus decisiones.

Ese oasis nos llevó a la vergüenza de descubrir en 2004 que Jordi Pujol había tenido escondida en el extranjero una fortuna durante los 23 años que fue presidente. Y no lo descubrió el periodismo sino que lo confesó el propio Pujol, puesto contra las cuerdas por una investigación político-judicial tan turbia como desveladora de la corrupción del presidente y su familia.

¿Ha quedado atrás ese oasis? La respuesta es NO.

Hace unos días EL TRIANGLE informaba que el director de TV3, Vicent Sanchis, ha compaginado su cargo en los últimos años con la posesión de acciones de una empresa que contrata la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales y que es su administrador suplente. Una compaginación incompatible según la legislación aprobada por el Parlament de Catalunya y que comporta, de conocerse, su obligación destitución.

Una semana después de que se hiciera pública esta información ningún medio de comunicación de los que consideramos importantes o con una incidencia notable en la población se ha hecho eco de ella. Ningún periodista ha telefoneado a Vicent Sanchis para pedirle explicaciones.

The Economist acaba de rebajar la democracia española de la categoría de «plena» a «defectuosa». El periodismo en Cataluña lleva cuarenta años largos atascado en la categoría de “defectuoso”.

El periodismo, ¿cuarto poder en Cataluña? ¡No me hagáis reír!

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