Al independentismo se le acumulan los cadáveres políticos… Parecía imposible, pero el procés parece haber puesto el punto de mira sobre la presidenta del Parlament, Laura Borràs. La inhabilitación del diputado de la CUP y miembro de la Mesa, Pau Juvillà, está pasando factura a la exconsejera de Cultura -tan tranquila que estaba allí…-. Con su ortodoxia independentista se había convertido en la gran esperanza de la bancada juntista más radical. Pero, la realidad del caso Juvillà, en el que no le ha quedado más remedio que obedecer, la ha descabalgado del trono e incluso los suyos parecen haberle dado la espalda.
En pleno linchamiento, ni el expresidente Carles Puigdemont, de quien Borràs es o era fiel discípula, ni el secretario general de Junts, Jordi Sánchez, han movido un dedo en su defensa. Ni en las redes, ni mucho menos de viva voz, han hecho un gesto a favor de la que hasta ayer era la señalada. Junts por lo general no parece demasiado dispuesta a defender a su cargo institucional más importante, la segunda autoridad del país.
Quien sí está por la defensa de Borràs es su club de fans, como llama el periodista Josep Cuní a sus más fieles. De hecho, una de ellas, tuiteaba una crítica contra el comunicador por haberse referido a los seguidores de Borràs en estos términos, como si la presidenta fuera una cantante -un comentario que Borràs ha retuiteado-. Por otro lado, Cuní, de quien en su época en TV3 Borràs había sido colaboradora, expresaba el otro día en La Ser una de sus dudas razonables: «Si Laura Borràs no quisiera ser el segundo cargo institucional del país y la jefa de la oposición al presidente de la Generalitat a la vez, todo hubiera sido más claro».
