Abascal, entre Ucrania y Valladolid

Susana Alonso

El sábado 1 de diciembre de 2018, día de reflexión de las elecciones andaluzas, la Fundación para la Defensa de la Nación Española, con Santiago Abascal, convocó, con el apoyo de entidades afines como la catalana Somatemps y el antiabortista Hazte Oír, una manifestación por la unidad de España en Madrid, pidiendo más mano dura con Catalunya y contra el Gobierno de Pedro Sánchez, que había llegado a la Moncloa gracias a los votos de Podemos y los de los independentistas vascos y catalanes. Participaron diez mil personas. Vox era todavía un partido extraparlamentario que se había hecho visible en los medios interponiendo querellas y compareciendo como acción popular en las causas judiciales que se estaban instruyendo para el 1 de octubre. Las encuestas de Andalucía le daban entre uno y cuatro escaños, y, gracias a la manifestación, Abascal apareció ese sábado de reflexión en Andalucía en diferentes televisiones de ámbito español, no para pedir el voto por su partido en Andalucía, sino denunciando que Sánchez ocupaba la Moncloa gracias a pactos con separatistas y terroristas, y criticando al PP de Rajoy por no haber detenido con un 155 de verdad el independentismo catalán.

Eran unas elecciones andaluzas anticipadas, porque Ciudadanos, que gobernaba en coalición con Susana Díaz, acababa de salir del gobierno le había dejado en minoría, como respuesta a que el PSOE había llegado con Pedro Sánchez a la Moncloa con el apoyo de independentismo catalán y vasco. Y aunque Abascal aquel sábado de diciembre del 2018, en las declaraciones a la prensa, no pedía el voto para su partido, ponía el dedo en la llaga en el tema neurálgico de aquellas elecciones, que no era ni la corrupción, ni el paro, ni los problemas en los sectores agrícolas o industriales, ni los servicios en las zonas rurales, de lo que ahora conocemos como la España vacía. El tema central era Cataluña. Abascal, con 12 escaños, tuvo la clave para que se formara el primer gobierno del llamado Trifachito, el pacto entre PP, Ciudadanos y Vox, pero con Vox fuera del gobierno.

El pasado 29 de enero, primer sábado de campaña en Castilla y León, Abascal, sabiendo controlar la agenda política e informativa, organizó con éxito una cumbre de parte de la ultraderecha en Madrid a la que asistieron los primeros ministros de Polonia y Hungría, Mateusz Morawiecki y Viktor Orbán, y la propia Marine Le Pen. La mayoría de asistentes están integrados en el grupo de los Conservadores y Reformistas del Parlamento Europeo, al que pertenece Vox, si bien los del Fidesz de Orbán, que han salido recientemente del Partido Popular Europeo, están transitoriamente como no adscritos, y Le Pen pertenece al otro grupo ultra, Identidad y Democracia, formado por partidos que no comparten el ultracatolicismo del grupo donde está Vox. Le Pen necesitaba ganar perfil y proyección, dado que en la carrera de las presidenciales de abril le ha salido la competencia de Éric Zemmour, a quien ha apoyado la sobrina díscola de Marine, Marion Maréchal-Le Pen. Entre los asistentes a la cumbre estaba Vincenzo Sofo, eurodiputado de Hermanos de Italia, pareja sentimental de Marion Maréchal. Hicieron sentar juntos a Marine Le Pen y la pareja de su sobrina. Pero ésta no fue la principal situación de tensión del encuentro. Con Polonia preocupada por la hostilidad de Rusia y el peligro de guerra en Ucrania, que pide el apoyo de la OTAN, de EE.UU. y de la UE, pero con Orbán y Le Pen hasta ahora favorables a Putin, se logró incluir dos líneas en la declaración final lamentando «las acciones militares de Rusia en la frontera oriental de Europa que nos han conducido cerca de una guerra». Sin embargo, tanto Abascal como el número dos del partido, Jorge Buxadé, se pusieron de perfil con el conflicto, criticando a Sánchez por no informar al Parlamento, pero sin posicionarse si apoyan las peticiones y las decisiones del OTAN, la UE y Joe Biden.

Vox quiere ahora gobernar, empezando por un ejecutivo bipartito en la Junta de Castilla y León con el PP, pero no se define ante el conflicto de Ucrania. Si más tarde o más temprano el gobierno del PSOE con Podemos es reemplazado por uno del PP con Vox, los ministros de Vox, como han hecho ahora algunos de Podemos, criticarán, aunque sea por motivos distintos, que España se implique siguiendo lo que dicen la OTAN, Bruselas y Washington a favor de Ucrania.

(Visited 146 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario