Laporta dice ahora que Dembélé puede jugar si Xavi quiere

Nuevo lío después de fichar con urgencia a Traoré (30 millones) y Aubameyang (32 años) para suplir al francés, mientras Ferran Reverter y Mateu Alemany se borran del circo mediático y del clímax de locura

El Barça de Joan Laporta se ha especializado en tirar pelotas fuera o hacia adelante, dependiendo de la necesidad, envuelto en un frenesí mediático imposible de digerir y de asimilar, como si ese torbellino de emociones, noticias, actos y declaraciones se hubiera convertido en el único “modus operandi” de esa supervivencia mediática en la que se ha instalado.

La última vuelta de tuerca, diabólica y sorprendente porque así funciona el aparato de comunicación y de propaganda laportista, pasa ahora por dejar la puerta abierta al regreso de Ousmane Dembélé. Delirante afirmación que marcó y dejó en un segundo la plano el protagonismo de Adama Traoré, ayer en la rueda de prensa de su presentación, cuando el presidente admitió sentirse atrapado en una encrucijada sobre el futuro del futbolista francés, desorientado y confuso, dejando la solución en manos de Xavi Hernández.

No sólo es una patata caliente para el técnico de Terrassa, que debió tragarse en su día el sapo de alinearse con la postura inflexible del club de apartarlo del equipo si no renovaba, dejándolo fuera del partido de Copa de San Mamés y también ante el Alavés. Una decisión que puso en marcha la maquinaria de fichajes, de urgencia, antes de que se cerrase el mercado de invierno.

Precisamente fue la salida de Dembélé, en principio definitiva y aplicada para dar un ejemplo de disciplina y compromiso con el club, la que provocó que, como alternativas, llegaran Adama Traoré (foto) y Emerick Aubameyang, al igual que Ferran Torres, descartes de equipos de la Premier, estos dos últimos verdaderos “saldos”. La llegada de Traoré, caído a la suplencia en el Wolverhampton por culpa de Trincao, ha sido un movimiento de su agente Jorge Mendes, amigo de Laporta, para revalorizarlo y volverlo a poner en el mercado. 

En cuanto a Aubameyang, el Arsenal se ha sacado de encima un futbolista de 32 años que vivió una época dorada en sus mejores años hasta caer en un ostracismo evidente, con registros goleadores muy lejos de esa excelencia en las dos últimas temporadas.

Llaman la atención dos vectores de estas operaciones. El primero es que Adama Traoré ha marcado 8 goles en 224 partidos en la Premier, es decir a un promedio de 0,004 de media cuando la principal necesidad del equipo azulgrana es precisamente mejorar la puntería y la eficacia rematadora de la delantera. El segundo son unas declaraciones de Xavi Hernández a un medio británico, hace dos años, sobre los delanteros más llamativos del momento en el fútbol inglés, Mané y Aubameyang: “Son jugadores que te matan en espacio abierto, pero el Barça necesita jugadores que se muevan bien en espacios cortos. No es fácil recordar jugadores que se hayan adaptado bien al Barça. Eto’o fue perfecto y ahora Luis Suárez». En esa misma entrevista valoró el regreso de Neymar al Camp Nou: «Está entre los tres o cinco mejores del mundo. Espero que vuelva al Barça, sería un fichaje extraordinario».

Será interesante ver cómo analiza ahora Xavi el fichaje de un futbolista a que, bajo su criterio técnico, era descartable para el Barça hace dos años.

Con ambos, la nómina de delanteros del Barça es interminable, con Depay, Ansu Fati, Braithwaite, Ferran Torres, Luuk de Jong, Traoré y Aubameyang, a los que normalmente suelen reforzar, y jugar, Abde y Jutglá. O sea, nueve futbolistas a los que quizá se pueda unir de nuevo Ousmane Dembélé ahora que, definitivamente, se sabe que acabará perteneciendo al club azulgrana hasta el 30 de junio.

Laporta ha construido un discurso confuso, pues por un lado cree que lo más coherente es que el delantero francés no juegue nunca más con la camiseta del Barça, pero de cara a la AFE y a la LaLiga ha dejado la puerta abierta a la normalidad, poniendo en un brete ahora al entrenador y produciendo una situación deportiva verdaderamente ridícula, sobre todo si a Xavi le da ahora por recuperar al que, sin duda, es su delantero más rompedor, rápido y desequilibrante. 

Un disparate del que se ha quitado de en medio el propio Mateu Alemany, cada vez más alejado de las operaciones que Laporta cierra, como ha hecho siempre, sin preguntar ni encomendarse a nadie, siguiendo el único guión de sus intereses personales y de sus amigotes. Alemany se abstuvo de estar presente en la presentación de Adama Traoré por el que el Barça tiene la intención de acabar pagando 30 millones en verano.

Lo que está claro es que el presidente azulgrana ya no puede volver a gritar al fútbol europeo que “¡Hemos vuelto! ¡Que se preparen!” si no quiere que los grandes clubs, y también los pequeños, se rían de esa bravuconada sin sentido ni sensibilidad, tan alejada de la historia, la imagen y el prestigio del Barça. Sería, una vez más, hacer el ridículo.

Para tapar el esperpéntico mercado de invierno, que además se cierra con otro cable suelto impresentable, como tener que descartar a uno de los cuatro fichajes, en este caso Alves, para la Europa League, Laporta se ha visto obligado, finalmente, a entrar a fondo en los presuntos casos de corrupción, irregularidades e ilícitos de la gestión de Bartomeu. 

Una asignatura pendiente que se ha eternizado exageradamente al punto de degradarse en forma de presentación surrealista del Forensic en la que el presidente, cobardemente, no se atrevió a señalar ni a demandar a nadie y se hizo acompañar por un abogado de aspecto lúgubre. El penalista más parecía un lector testamentario, que hacía referencia a cuestiones abstractas de derecho a las que la prensa fue poniendo nombres y apellidos.

Tanta ha sido la compulsión de la directiva en filtrar y hablar de más sobre las especulaciones que se han hecho correr para alimentar la sensación de extrema corrupción del pasado que, cuando ha llegado el momento de hablar claro, la decepción y la falta de transparencia proyectada por la figura de Laporta, pusilánime, ha enervado y crispado a los suyos, aunque no quieran admitirlo en público. 

También se abstuvo de participar en ese teatro de la comedia llamado Forensic el CEO Ferran Reverter, del cual el presidente Laporta se ha distanciado en las últimas semanas por la sencilla razón de que su estilo de gobierno caótico, caprichoso y totalitario no hay quien lo aguante si no es por mantenerse en el cargo, cobrar un buen sueldo y aumentar ese reconocimiento e influencia que otorga ser un alto ejecutivo del Barça.

Lo mismo que hace el resto del laportismo, resignado a la figura y actos de un presidente absolutamente descontrolado. De otro modo, no se explica que Aubameyang, de 32 años, ha firmado hasta 2025. El silencio de los corderos lo envuelve todo mientras el club organiza cada día un programa de ‘pan y circo’ para que los seguidores no recuerden que el equipo sigue sin funcionar. Un nuevo “reset”, uno más.

A todo esto, Josep Maria Bartomeu ha pedido las conclusiones del Forensic a la Fiscalía porque, a pesar de todas las promesas de Laporta, la transparencia y la desinformación se han consolidado y han venido para quedarse.

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