¿Qué mensaje de autobombo ha difundido la directiva del Barça?

Joan Laporta

La directiva de Joan Laporta necesita autoconvencerse de que su gestión roza la excelencia para no entrar en una espiral de desánimo y de frustración como le ocurre a un sector de la afición y a parte del entorno que también trata de darse ánimos. Por este motivo, tras la derrota en la Supercopa, un whatsapp interno corrió entre los miembros de la junta y el núcleo duro del presidente en el que se destacaban las grandes y más importantes actuaciones de la junta.

Por ejemplo, se destaca que se pagan las nóminas. Hubo un momento, al final de la temporada 2009-10, la última del primer mandato de Laporta en el que, en efecto, no se pagaron porque Laporta y Joan Oliver, su director general, se marcharon sin hacer frente a sus obligaciones. Hubo que vender a Chygrynsky, por el que había llegado una oferta de 15 millones, para que los jugadores cobraran.

Esta vez el problema era de otra naturaleza pues sí había una causa objetiva que había afectado muy directamente a los ingresos, pues entre la temporada 2019-20 y 2020-21 el estadio, las tiendas y los negocios asociados permanecieron cerrados con una caída de los ingresos estimada en 400 millones.

La llegada de la nueva junta, pese a las muchas promesas, no aportó un solo euro de nuevos ingresos y sí un ahorro de más de 150 millones en masa salarial, lo que no impedirá que en la actual (2021-22) continúe habiendo pérdidas. Las nóminas se han pagado gracias a un préstamo de Goldman Sachs de 590 millones para hacer frente a las exigencias de tesorería más urgentes.

También se ponen la medalla de volver a estar activos en cuanto a fichajes, sin especificar el drama que ha supuesto inscribir a los nuevos, así como por el hecho de iniciar la obra patrimonial de la historia del club aunque también la más cara (1.500 millones) después de aumentar a casi el doble el presupuesto anterior sin haber justificado este incremento. Haber obtenido permiso de la asamblea para endeudarse a unos límites sin precedentes no quiere decir, sin embargo, que se haya cerrado el acuerdo con Goldman Sachs para financiar ese Espai Barça que, se mire como se mire, vuelve a estar varado en todos los sentidos.

Avanza ese autocomplaciente whatsapp que “se están ultimando importantes acuerdos a nivel de ingresos y patrocinios”, que deberían haberse cerrado como muy tarde en octubre para poder cobrar el máximo por el frontal de la camiseta. De hecho, los patrocinios se han reducido a la mitad en un año en cuanto a número e ingresos.

Y celebra ese resumen ejecutivo haber recuperado la democracia no obstante el peor registro en las asambleas celebradas por la nueva junta desde su llegada y haber anulado una votación clave como la del Espai Barça a la vista de las objeciones de los compromisarios y por miedo a perder la votación.

Además, se atreven a hacer suyo el ‘boom’ del Femení por el hecho de haber propuesto jugar en el Camp Nou un partido de Champions.

Sobre el primer equipo, ni una palabra, sólo una petición de paciencia en general a la espera de que las cosas mejoren; tampoco ninguna referencia a la errática política deportiva con los entrenadores ni al hecho, irrefutable, de que el equipo ha caído ya en cuatro competiciones: Champions, Liga, Supercopa y Copa desde la llegada de Xavi.

De los objetivos prioritarios y asegurados en el discurso de Laporta tras la toma de posesión el principal y más fácil era renovar a Messi y devolver inmediatamente al equipo a la primera línea del fútbol mundial. La hemeroteca y los hechos siguen desmintiendo esa euforia y ese entusiasmo que la propia junta sigue queriendo explicar como el exitoso relato de su gobierno al frente del Barça.

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