El independentismo postconvergente no ha encontrado todavía su espacio estable. Desde la derrota de CiU y CDC, y el camino de Carles Puigdemont, ha ido de intento en intento sin conseguir una plataforma clara, un liderazgo firme y un futuro más o menos sólido por unos cuántos años. Carles Puigdemont, Laura Borràs, Jordi Sánchez, Jordi Puigneró, Jordi Turull, el Llamamiento, el Consejo por la República, JxCat con el PDECat adentro, Junts pero sin el PDECat… Los nombres, las plataformas y las estrategias han estado múltiples, y todas han acabado mal.
Ahora, pero, si algo parecía clara es que al actual JxCat no hay lucha por el liderazgo entre las múltiples sensibilidades, porque Puigdemont está al frente presidiendo el partido y su figura parece que la cuestiona poca gente. Pero, para sorpresa de muchos, su estrategia al Consejo por la República (CxR) podría acabar con esta paz interna. Sectores del CxR piden a Puigdemont que deje la presidencia –y quizás también la militancia– de JxCat para dar un cariz más transversal e institucional al organismo de Waterloo. Si esto llegara a pasar y Puigdemont abandona, a JxCat ya tiemblan, porque la batalla interna está servida y se prevé más que cruenta.
