Laporta ya prepara la Fundació Barça para sus planes de SA

Los departamentos del club han sido informados de que la Fundació asumirá el cumplimiento del presupuesto, ingresos y gastos, control salarial, ahorro en el gasto y reducción de la deuda

Formalmente, de cara a la galería, a los socios y a los aficionados, la Fundació Barça no ha variado demasiado su misión, visión y valores a lo largo de los últimos años, con independencia de la orientación de su patronato o personalidad de la junta directiva. Con diferentes perspectivas y metodología, la Fundación Barça afirma apoyar a niños, niñas y jóvenes vulnerables a través del deporte y la educación en valores, con el objetivo de contribuir a una sociedad más inclusiva e igualitaria. “Queremos ser la fundación deportiva de referencia por su contribución social en el mundo de la infancia y la juventud”, reza su postulado y lo remacha afirmando que “creemos firmemente en el trabajo en equipo, la ambición, el respeto, el esfuerzo y la humildad”.

Hasta aquí, nada nuevo. Lo sorprendente es el giro interno que la Fundació Barça ha realizado en las últimas semanas, abandonando por falta de recursos, ganas y verdadera voluntad de alcanzar estos objetivos solidarios y sensibles por unos propósitos que sí tienen que ver con los profundos cambios estructurares previstos en el Barça de Joan Laporta a nivel de control económico, actuaciones financieras y gestión patrimonial. 

Con el runrún de fondo, cada vez más creciente y admitido en el núcleo duro de la directiva y staff ejecutivo, de iniciar una transición hacia la privatización de la gestión de la institución mediante su participación en diferentes sociedades, es decir una conversión gradual a un Barça SA, el nuevo plan estratégico de la Fundació apunta a convertirse en el órgano depositario de la autoridad social como una parte segregada de un club gobernado por los accionistas en un futuro cada vez más próximo.

Todos los departamentos con una fuerte carga presupuestaria en la gestión del club han recibido en las últimas horas un comunicado que, por un lado, es sorprendente, por otro intrigante y, en su conjunto, ha generado un desconcierto generalizado a falta de conocer los verdaderos detalles funcionales y operativos. 

En síntesis, la nota interna informa de las nuevas atribuciones y propósitos de la Fundació Barça en cinco puntos concretos:

  1. Dar el apoyo necesario en todas las áreas del Club para garantizar los ingresos de Presupuesto de la Temporada
  2. Incrementar el beneficio del Club mediante el control presupuestario de la Fundación en relación con contratación de personal
  3. Incrementar el beneficio del Club mediante el control presupuestario de la masa salarial
  4. Contención del gasto mediante el control presupuestario, para contribuir a la disminución de la deuda del Club
  5. Dar el apoyo necesario desde la Fundación, y en las Áreas que sea necesario, para reducir la Deuda del Club

Los expertos consultados confirman que, en efecto, las nuevas facultades de la Fundació están directamente relacionadas con los nuevos registros de poder y de control dentro del club, próximos a reducirse por parte de la junta y de los cuadros ejecutivos para ir cediendo parcelas y atribuciones a quienes de verdad están a punto de hacerse con el mando efectivo del club, básicamente Goldman Sachs como principal acreedor y financiador del club azulgrana.

Llama la atención que la Fundació pase a convertirse en una especie de cerebro y consultor económico, financiero y patrimonial, con funciones incluso ejecutivas sobre los departamentos, con el fin de obtener resultados concretos como asegurar que lleguen los ingresos, hacer cumplir el presupuesto a rajatabla, limitar si es necesario el número y remuneración del personal hasta controlar la masa salarial, imponer políticas de austeridad en el gasto y actuar directamente en la reducción de la deuda.

Suena a la creación de un ‘monstruo’ soberano y todopoderoso al estilo de la propuesta del ex-candidato a la presidencia del FC Barcelona del año 2003, Lluís Bassat, para que la Fundació fuera la fiduciaria y propietaria del patrimonio y activos del club, de forma que pudiera manejar sus estados financieros sin tener que dar más explicaciones a nadie y con el deber inquebrantable de no poner en riesgo ese patrimonio bajo ningún concepto. 

Una especie de guardián de los tesoros y de las reservas de club, con la obligación de mantenerlos a salvo de la amenaza de terceros acreedores y de los propios directivos del club limitando incluso por encima de los estatutos su poder de toma de decisiones.

Vendría a ser un recorrido parecido al realizado por una de las instituciones financieras de más peso y penetración social de Catalunya y de España como ha sido la antigua laCaixa, que no hace tanto tenía  forma jurídica de Caixa de Pensions y que, en el ámbito de sus actuaciones de responsabilidad social corporativa, le dio impulso a la Fundació laCaixa. Con el paso de los años, la caída del imperio de las Cajas de Pensiones y su reconversión en entidades bancarias como tales, hoy la Fundació laCaixa es la propietaria de un banco, CaixaBank, que ha absorbido la mayoría de las antiguas Cajas de Pensiones y, recientemente, al otro monstruo financiero que presuntamente había de controlar el mercado como lo fue Bankia.

La posibilidad de que la Fundació Barça pase, de pronto, a concentrar todo ese poder serviría para justificar, como un órgano neutro, sensible y fiable, la toma de una serie de decisiones drásticas, impopulares o directamente conflictivas pero respaldadas por las necesidades de la entidad y de proteger sus intereses.

La Fundació Barça está dominada por un patronato muy especial con apenas cinco directivos nominales: el presidente Joan Laporta, Josep Cubells como secretario, Ferran Olivé, Elena Fort y Rafael Yuste. Los vicepresidentes son ex-directivos como Xavier Sala-i-Martín y Alfons Godall, y la directora general no es otra que la prima del presidente, Marta Segú. Destaca la figura de Joaquim Triadú, compliance officer de Mediapro como persona de peso e influencia en este organismo.

Por estatutos, sin embargo, la mayoría de cualquier votación está asegurada a favor de la directiva, quedando descartada cualquier maniobra interna que pudieran organizar o pretender ese cuerpo de patronos teóricamente independientes.

Las principales sospechas de colaboracionismo y de peligro para los intereses del FC Barcelona pasan por la presencia en ese patronato de Joan Boix, Xavier Sala-i-Martín y de Alfons Godall, con antecedentes pésimos como directivos que firmaron, tras su salida de la junta directiva en 2010, unas pérdidas colosales de 84 millones de euros aquella última temporada.

Esta es, íntegra, la composición del actual patronato de la Fundació Barça: Joan Laporta i Estruch, presidente; Xavier Sala-i-Martín, vicepresidente primero; Alfons Godall i Martínez, vicepresidente segundo; Josep Cubells i Ribé, secretario; Ferran Olivé i Cànovas, tesorero; Joan Boix i Sans, Carles Cuní i Llaudet; Manel Esteller i Badosa, Antoni Esteve i Cruella, Elena Fort i Cisneros, Jesús Majem i Tarruella, Inés Martí i Bertrand, Sergio Montaner i Ferrer, Xavier Pérez Farguell, Josep Puigdollers i Masallera, Josep Ramon Subirà, Joaquim Triadú i Vila-Abadal, Rafael Yuste i Abel como vocales. Respecto del anterior patronato de la época de Josep Maria Bartomeu, sólo dos supervivientes: Xavier Pérez Farguell, que fue director general con Joan Gaspart, y Carles Cuní.

Claramente, la reorientación de objetivos y funciones de la Fundació Barça no responden ni al perfil del Patronato ni tampoco son el resultado de un proceso de reflexión interna entre la directiva, el comité de dirección y el propio órgano que, en teoría y también en la práctica, figura que es independiente. Se trata, de una forma inequívoca, de otra maniobra del ‘camarote’ de Joan Laporta para convertir su propia junta en un teatro de la comedia sin ningún peso en el gobierno y de una maquinación para preparar la entrada de inversores privados -acreedores- y justificar que mientras terceras personas empiezan a tomar las decisiones económicas y financieras más importantes, la Fundación continúa siendo el reservorio de las esencias y del poder del club. Y nadie parece capaz, ni de dentro ni de fuera, en frenar esta espiral de locura.

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