El procés llamó a la puerta del FC Barcelona para obtener apoyo económico, según una información que publica este jueves por el diario El Mundo citando fuentes conocedoras de los hechos y del material intervenido e incluido en el sumario de Barçagate, un caso sobre la contratación de una empresa de monitorización de las redes sociales y de difamación de jugadoras y candidatos opositores.
Antes de la celebración del 1-O, los dirigentes del procés presionaron al club azulgrana para obtener financiación a partir de contratos fantasma, pero el entonces presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, se negó a hablar con supuestos emisarios de entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, sobre estas exigencias, y respondió que Puigdemont debería ser quien se dirigiera a él directamente.
Esta información, la primera de una serie que El Mundo publicará esta semana, también especifica que el independentismo quiso utilizar al Barça como un proveedor de fondos mediante contrataciones fantasma de empleados que no trabajarían y de empresas, entre ellas firmas israelíes de seguridad y de software.
Asimismo, El Mundo asegura que Bartomeu se negó a facilitar 2,6 millones de euros, exigidos por “patriotismo” por un enviado de la expresidenta del Parlamento Núria de Gispert, para ayudar a pagar la fianza impuesta por haber organizado la consulta del 9N al expresidente catalán Artur Mas, la exvicepresidenta Joana Ortega y los exconsellers Irene Rigau y Francesc Homs.
