Otro paso en falso de Laporta contra Bartomeu

Elena Fort
Elena Fort

Las embestidas de Joan Laporta y de sus guerreros contra la anterior junta, presidida por Josep Maria Bartomeu, han de empezar a interpretarse como lo que de verdad aparentan: una estrategia permanente de desgaste, ataque, escarnio, manipulación y acusaciones, más bien sospechas e insinuaciones que otra cosa, con el único propósito de generar, como se ha conseguido, un estado de opinión exageradamente crítico y adverso.

Por enésima vez, la advertencia, amenaza y promesa de sacar a la luz todos esos trapos sucios, las indecencias y los presuntos actos ilícitos del pasado, tan anunciados y dados por ciertos desde Laporta y toda su coreografía, se han aplazado sin justificación ni explicación, pues la rueda de prensa definitiva estaba convocada este miércoles. Nueva decepción, otro incumplimiento y la sensación de que hay mucho más humo que fuego.

Los cantores del laportismo, una vez más, se habían conjurado y relamido pública y anticipadamente ante la expectativa de que ese torrente de corrupción anterior, precisamente en el que el propio presidente actual se ampara para hacer de las suyas sin control, desalmado e indesmayable, iba a ser por fin no sólo un espectáculo mediático e indignante, sino la antesala y base de una serie de acciones penales que habían de dar con los huesos de Bartomeu y de su junta en la cárcel. O así lo habían anunciado y previsto.

Otro paso en falso, pues, de Laporta y de toda su requemada corte de portavoces que llevan más de nueves meses, incluso antes de las elecciones, con la misma canción. La que, teóricamente debería ser la fuente más fiable y creíble, Elena Fort, calentaba motores el fin de semana pasado, aprovechando el festival telemático de la consulta, y trataba de razonar la paradoja entre la rotundidad y prisas invocadas desde marzo pasado por desvelar todos los oscuros manejos de Bartomeu y la tardanza real y las muchas y reiteradas evasivas en hacerlo.

Sobre el retraso, dijo, «significa que hemos querido hacerlo bien. Ya sé que parece lento, pero hemos querido hacer las cosas muy bien hechas. Queremos asegurarnos de que cuando salgamos a explicar el forensic, las cosas estén cerradas y claras. El día que lo saquemos ya explicaremos las cosas que haya. En la due diligence ya salían una serie de cuestiones que están siendo analizadas y que explicaremos cuando termine el análisis», dijo remitiendo al tan esperado contenido al miércoles 22 de diciembre.

Entre tanto, el tiempo va dejando dudas y actuaciones que con toda seguridad serán carne de cañón para cuando toque el forensic de Laporta, que será lo próximo, y eso que sólo lleva en el cargo nueve meses y no más de cinco años como Bartomeu, un presidente, por cierto, que ya exigió a Laporta que no dilatara más la due diligence en su día, desafiándole a que, si existían motivos y pruebas de algún ilícito, las explicara a los socios porque, además, si así fuera, él mismo se presentaría ante el juzgado como afectado.

Laporta, como siempre, hizo mucho ruido, pero no mostró ni demostró la menor irregularidad. En todo caso, si a lo largo de estos meses de rebuscar en ese pasado no se han hecho públicas las irregularidades lo más seguro es porque no existen. ¿O también hay que atribuirle a la actual junta una torpeza y despropósito más a los que ya acumula?

A la propia Elena Fort, por ejemplo, vicepresidenta y portavoz de la junta, le cuesta explicar cómo el código ético del club, modificado a la carta, se ha convertido en un recital de nepotismo que hasta la propia prensa laportista reconoce. «Todo el mundo dice que cambiamos el código ético para poder fichar familiares y no es verdad. En primer lugar, lo adaptamos a la normativa. No es solo escribirlo, porque la anterior junta se puso límites y luego se los saltó. Es hacerlo con transparencia. Hay personas, que pueden tener un vínculo familiar más estrecho de lo previsto, que son necesarias para el club y que su valía profesional es incontestable. Se puede hacer y explicar. Marta Segú ya estuvo en la Fundación y es una puntera en el mundo de las fundaciones. ¿Por qué el hecho de tener un vínculo familiar con el presidente le tiene que privar de estar en el club y formar parte de este proyecto? Lo que siempre hacemos es fichar a gente válida. La ética empieza por uno mismo, no por lo que digan las normas. Prefiero tener unas normas y cumplirlas que tener muchísimas y no cumplirlas, como la anterior junta. Además, las personas que fueron contratadas pasaron los correspondientes procesos de recursos humanos y de compliance. Se ha hecho bien y de manera transparente. Las personas son profesionalmente válidas y, si gozan de nuestra confianza, todavía mejor», ha dicho para el caso concreto de la hermana y prima del presidente, sin que se le haya preguntado por esa sociedad inmobiliaria que comparte Laporta con su jefa de gabinete, Manana Giorgadze, teóricamente incompatible e ilegal.

En cambio, no parece que ese rigor del departamento de recursos humanos y de compliance hayan actuado o intervenido en la contratación de Albert Benaiges. «Estamos en shock. Son cosas muy graves y muy delicadas. Sorprende y nos deja un nudo en el estómago leer la noticia», ha comentado, además de responder «rotundamente sí» a la pregunta sobre si la junta ha estado a la altura de las circunstancias.

«Cuando se conoce la información no hay ninguna denuncia dentro del club. Por lo tanto, el Barça no tiene ningún motivo legal para echarle. No hay base, con lo cual lo único que podíamos hacer era llegar a un acuerdo con él. Lo hicimos de forma inmediata. Hablamos únicamente de legalidad, no le podemos sancionar porque haya hecho algo en otro sitio. Entendemos que es una cuestión suficientemente grave para llegar a un acuerdo y que no siga vinculado al Barça», ha añadido, admitiendo que «a partir de ese momento, el club empieza a trabajar con sus protocolos de protección de menores. Que no lo expliquemos no significa que no se haga. La actuación del Barça es fundamental. Su principal objetivo es proteger y dar apoyo a las víctimas, aunque no sean del club y, si existiera alguna dentro del club, le protegeríamos. Todos los pasos se han hecho bien», ha concluido siguiendo esa línea de defensa fijada desde el cerebro mediático de la junta poniendo énfasis en que el Barça lo echó y no en el hecho, gravísimo, de haber dado cobijo y reconocimiento a un pedófilo cuya contratación hizo sonar internamente todas las alarmas.

Todo lo que ha hecho después, huyendo y renunciando a la identificación de ningún responsable, por la sencilla razón de que habría de disparar contra muy arriba, es simplemente contra la mala conciencia y para completar un lavado de imagen y de cualquier sospecha de culpabilidad. No hacía ni un mes que otro amigo del presidente, Moshe Hogeg, era detenido por estafa financiera y agresión sexual, obligando a la junta a romper uno de los pocos negocios que, al menos supuestamente, podía haber dado algo de ingresos al club.

La otra razón de causa mayor por la que pudo haberse suspendido la presentación del forensic sería la presentación de un patrocinador. Pero no, el Barça no ha tenido esta suerte y sigue sin esponsor para la camiseta cuando ya se han cumplido todos los límites de tiempo que necesita Nike para estampar la camiseta de la temporada 2022-23 sin penalización.

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