El crítico gastronómico Jaume Fàbrega ha vuelto a derramarla cuando ha manifestado en Twitter hace unos días que «¡me apunto a ir a apedrear la casa de este niño! Que se vayan fuera de Cataluña. No queremos supremacistas castellanos que nos odian», en referencia al menor cuyos padres han logrado que su escuela de Canet de Mar, por orden cautelar de la justicia, imparta un 25% de las clases en castellano. El tuit ha sido borrado.
Fàbrega dejó hace tres años de ejercer como profesor de Turismo y Dirección Hotelera de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), después de haber considerado a Ciudadanos el «cáncer de Cataluña» y de haber tratado de «psicópatas anticatalanes», «carroña y ratas de cloaca» a varias figuras públicas contrarias al independentismo catalán. Entonces, después de que la UAB se lo exigiera, pidió disculpas y también borró el tuit, con el que aseguró que no pretendía ofender a nadie.
También en su blog de Vilaweb, y no sólo en Twitter, Fàbrega ha dejado constancia de la facilidad con la que se calienta cuando escribe sobre aquellos que considera enemigos de Catalunya. En el verano del 2020, tachó a Antonio Machado de «ciudadano enemigo de Cataluña» en un artículo donde hacía un llamamiento: «Id a mear la tumba de Antonio Machado».
El crítico gastronómico, en el último párrafo, proponía que «si vais a Colliure, pues, mead en la tumba de Antonio Machado: no, claro, sobre el respetable y admirable poeta, sino sobre el diputado español anticatalán que en 1932 se opuso agresivamente al Estatuto de Cataluña y a los derechos nacionales -junto a Unamuno, Ortega y Gasset, «los unos y los otros»- declarando que «En lo referente a Hacienda es un verdadero atraco y en lo tocante a Enseñanza es algo verdaderamente intolerable» (sic)».
La tumba de Machado, por cierto, ha sido el escenario de algún incidente en el marco del procés. La recientemente fallecida escritora madrileña Almudena Grandes -también detestada por el independentismo hiperventilado- relató en 2019 que un grupo de independentistas, coincidiendo con una visita de Pedro Sánchez, trató de fascista a gritos a Nicolás Sánchez Albornoz, un antifascista anciano.
Además, durante una visita de Carles Puigdemont, la colocación de una estelada sobre la tumba de Machado y los gritos de «Puigdemont, presidente» indignaron a un grupo de personas que homenajeaba al escritor, que abuchearon al expresidente catalán.
