A Joan Laporta, por si quedaba alguna duda, le preocupan cero las mujeres del Barça, todas, a menos que sean del “régimen”, entregadas a la causa y sirvan a sus intereses, es decir que sean de utilidad a esa presidencia que se va volviendo opaca, sospechosa y centrada en que su núcleo duro esté metido, entremezclado y jugando entre líneas, en todas las operaciones del club.
Tardará aún en trascender en qué ocupan su tiempo los hermanos del presidente, Maite y Xavier, una en nóminas y el otro parece que trabajando a comisión para bien del club; el propio responsable de compliance y esa Comisión de Control y Trasparencia que debería mandar casi más que la junta después del cambio estatutario recién aprobado. Tarde o temprano se sabrá. Lo que sí está claro es que si se es mujer, pero no laportista, estas barcelonistas no tienen cabida ni reconocimiento en el club.
Así ha quedado claro, o mejor dicho confirmado, el escaso interés del actual presidente por esa supuesta igualdad de género y por favorecer el paso activo de las mujeres barcelonistas a cargos directivos o representativos, tras la desaparición del Grup Edelmira Calvetó impulsado en 2011 para que diferentes mujeres de peso y reconocimiento en la órbita barcelonista pudieran impulsar iniciativas y mejoras en esa lucha de fondo por la paridad en un club que ha venido registrando un aumento continuado del porcentaje de socias del FC Barcelona. A 30 de junio pasado había 36.623 afiliadas, lo que supone un 27% del total.
Aunque sólo había una ex-directiva, Susana Monje (foto), vocal y vicepresidenta económica sucesivamente con Rosell y con Bartomeu, el resto y el propio espíritu del grupo era y quería mantenerse independiente de la directiva de turno y representar ese movimiento en parte reivindicativo y en parte de activación de su presencia en la gobernanza del club. Aunque fue invitado a participar en debates durante la campaña electoral ese grupo prefirió no participar ni hacer ruido y mucho menos parecer que estaba relacionada con alguna candidatura.
Las cinco integrantes del Grup Edelmira Calvetó promovido en 2011 por dos directivas de entonces (Susana Monje y Pilar Guinovart) para defender el papel de la mujer dentro del club, han presentado su dimisión. Actualmente eran cinco miembros, Sor Lucía Caram, patrona de la fundació Barça; Roser Tiana, ex-miembro de la Comisión Social; Cristina Fàbregas, presidenta de la Penya Blaugrana Sallent i secretaria de la Federació de Penyes Blaugrana del Bages, Berguedà i Cerdanya; Marta Unzué, ex-jugadora culé y ahora en el Athletic, y Susana Monje, ex-vicepresidenta del Barça.
En una carta dirigida al presidente para comunicarle su dimisión en bloque los argumentos no dejan lugar dudas: «Entendemos y asumimos que las prioridades urgentes del día a día del FC Barcelona no han hecho posible aun que el Grupo Edelmira Calvetó despierte su interés. Por este motivo, le remitimos esta carta motivada por la preocupación de la continuidad del colectivo, de sus objetivos y sus acciones, que entendemos vitales y alineados con las estrategias y necesidades del club. Aprovechamos la ocasión para informarle a los efectos oportunos que nos consideramos desvinculadas del Grupo Edelmira Calvetó; cesamos en nuestras funciones y las ponemos a su disposición con la mejor de las voluntades. Nos sentimos orgullosas de nuestra aportación desinteresada y nos llevamos la satisfacción personal de haber contribuido con nuestro granito de arena a la grandeza de nuestro querido Barça. El grupo ha trabajado para conseguir superar algunos retos que entendemos vitales. Desde 2011, se han promovido acciones destinadas a la visibilización de la mujer barcelonista, a favorecer su participación en el club, a recuperar la memoria histórica de las socias del Barça y a fomentar acciones de responsabilidad social para la igualdad. El alto porcentaje de mujeres socias y peñistas, la vasta participación familiar y la búsqueda de la equidad en nuestra sociedad, hace imprescindible que la participación femenina en igualdad impregne las decisiones estratégicas del club. El Barça, que ha sido punta de lanza social tantas veces en la historia de Catalunya, en este caso no debe dejar de serlo».
Edelmira Calvetó fue en su momento el nombre elegido para el grupo en honor a la primera socia del Barça. El club mantenía ayer en su web una pestaña ‘Barça y Mujer’ en el que seguían publicándose las últimas actividades.
Para la junta de Laporta el feminismo barcelonista se reduce a la presencia de Elena Fort, vicepresidenta institucional y portavoz que hasta la fecha se ha limitado a representar al club en actos soberanistas y a una sola intervención como presunta portavoz, aquella vez en la que anunció la fecha de una asamblea que nunca llegó a convocarse. Poco más, excepto meter la pata con algunos comentarios de pura ignorancia y de advenediza entorno al fútbol femenino. Se le nota que ni le interesa ni sabe de qué va.
Más o menos como su presidente, que tampoco ha movido un dedo ni en la campaña electoral ni después tampoco por parecer interesado en ampliar la cuota de mujeres en la junta. Lo mismo ocurre en la Comisión Social, con solo cuatro socias de 30 integrantes.
Elena Fort, lógicamente, no ha reaccionado o si lo ha hecho habrá sido, con Laporta, celebrando haberse deshecho de un grupo de socias incómodo y molesto, un poco como las “penyes”, a las que sólo quiere a su lado si son serviles, aduladoras y promueven mariscadas. El concepto que tiene Laporta de las mujeres no es mucho más complicado, como demostró entretejiendo su vida personal y presuntamente privada en su anterior mandato colocando a su amante como empleada del club mientras mantuvo su relación y mientras su esposa, Constanza Echevarria, seguía yendo al palco.
Tampoco podía esperarse mucho más de un perfil como el suyo. Y menos aún de la prensa que apenas trató la cuestión, siguiendo instrucciones del aparato de comunicación del club. Ninguna novedad.
