Ofensiva sindical para forzar a Glovo a cumplir la ley que la obliga a contratar a los ‘riders’

CC.OO. y UGT se movilizan para que el Parlamento de Cataluña apoye a estos trabajadores

Òscar Pierre y Sacha Michaud

La ley que regula la actividad laboral de los repartidores a domicilio (riders) entró en vigor el pasado 12 de agosto. Esta nueva normativa –avalada por una sentencia del Tribunal Supremo– establece que los riders mantienen una relación laboral con las empresas que utilizan sus servicios –Glovo es la más importante del sector– y que, en consecuencia, tienen que ser contratados.

Glovo, que tiene unos 12.000 riders en España, intenta escaquearse del cumplimiento de esta ley y ha anunciado que solo contratará a 2.000, y que el resto de trabajadores continuarán siendo falsos autónomos, como hasta ahora. Esta actitud indigna a los sindicatos CCOO y UGT, que han iniciado una ofensiva frontal contra esta multinacional catalana, fundada en 2015 por Òscar Pierre y Sacha Michaud (foto).

Según denuncian los sindicatos, Glovo continúa dejando a estas personas trabajadoras en la precariedad más absoluta, en condiciones laborales propias del siglo XIX. Los riders tienen que poner a disposición de la plataforma su propio vehículo y el teléfono móvil, cobran salarios por debajo del mínimo interprofesional y hacen jornadas de trabajo interminables.

También recriminan el nulo interés de la empresa para proteger a sus trabajadoras, que a menudo son víctimas de acoso sexual por parte de los clientes. CCOO y UGT lamentan la presión que se ejerce para entregar los pedidos en tiempos récord, hecho que produce angustia y estrés en las personas trabajadoras, lo cual provoca que este colectivo sufra un alto número de accidentes en la vía pública.

Los dos sindicatos están gestionando que el Parlamento de Cataluña apruebe una resolución para exigir el cumplimiento de la ley. En este sentido, la Inspección de Trabajo de Sevilla acaba de imponer una multa de 8,5 millones a Glovo por la contratación fraudulenta de sus trabajadores.

El ’unicornio’ es una máquina de perder dinero

Paradojas de la “nueva economía”. Glovo es un pésimo negocio, que perdió 238,5 millones de euros en 2019 y 51,4 millones el año pasado. Aun así, esta plataforma de pedidos, que facturó 360 millones de euros el 2020, está valorada en 2.100 millones de euros y, por eso se la considera un “unicornio”.

Su crecimiento se ha hecho con permanentes rondas entre inversores, con las cuales ha captado 1.000 millones de euros. A su CEO, Òscar Pierre, ya solo le queda el 10% del capital y la multinacional, de hecho, está controlada por la empresa alemana Delivery Hero, que tiene el 37,3%.

En la actualidad, Glovo está presente en unas 1.000 ciudades de 24 países, y su estrategia pasa por una próxima salida a bolsa. Mientras se hace el “loco” con la contratación de los riders, que son su mano de obra, la multinacional catalana ha anunciado que ha alquilado 30.000 metros cuadrados en el distrito 22@ de Barcelona para ubicar sus dependencias centrales. Aquí trabajarán los 2.700 empleados que hacen funcionar esta plataforma, que prevé ampliar su oferta actual de comida a otros productos.

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