La falta de compromisos reales marca el final de una COP26 decepcionante

Los acuerdos alcanzados en Glasgow dificultan que la temperatura global no aumente más de 1,5 grados a final de siglo

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima finalizó ayer en Glasgow con un balance decepcionante ante la falta de compromisos reales por parte de los países más contaminantes. Las partes se reunían en la capital escocesa con el objetivo de coordinar sus actuaciones a corto y largo plazo para evitar que el aumento de la temperatura global supere los dos grados a finales de siglo, tal y como se firmó en el Acuerdo de París.

Los países participantes en la COP26 se han comprometido a que ese aumento de la temperatura global se limite a un grado y medio. Pero la comunidad científica recela de que lo acordado en Glasgow sirva para llegar a ese horizonte. El texto recuerda que para conseguir ese objetivo se necesita un recorte de las emisiones de al menos un 45% antes de 2030.

El calentamiento ya está en 1,1 grados, como se admite con “alarma” y “máxima preocupación” en la declaración final pactada en Glasgow. Pero si se cumplieran los anuncios de reducción de emisiones de cara a 2050, el calentamiento se podría quedar en solo 1,8 grados, según un análisis presentado por la Agencia Internacional de la Energía que recoge El País.

La Conferencia sí ha servido para poner el foco por primera vez en el carbón, uno de los principales causantes del cambio climático. Los países de la Unión Europea pedían la eliminación completa del uso de ese combustible fósil, pero India y China acabaron imponiendo que se mencionara en el texto su “reducción progresiva” sin alcanzar un compromiso explícito.

Una de las principales críticas de los científicos a la COP26 es la falta de determinación para acabar con las “subvenciones ineficientes” a los combustibles fósiles, que cada país podrá aplicar con libertad. “Estamos invirtiendo el doble en exploración y extracción de fósiles de lo que está permitido para mantener al planeta bajo el grado y medio de incremento de temperatura”, explica a Newtral la directora del programa climático de IDDRI, Lola Vallejo.

Los países ricos sí se han comprometido con la declaración de Glasgow a duplicar los fondos que destinan a la adaptación en 2025, lo que supondría llegar a una cantidad cercana a los 40.000 millones de dólares. Además, se establecerá un mecanismo de pérdidas y daños, un instrumento de ayuda internacional para los Estados con menos recursos que se vean golpeados por los fenómenos extremos vinculados a la crisis climática.

El presidente de la COP26, Alok Sharma, destacó que el texto ha logrado “el consenso y apoyo necesarios” para actuar contra la emergencia climática. Sin embargo, la postura de la comunidad científica y de los países más amenazados no concuerda con Sharma.

Un ejemplo de ello es Shauna Aminath, la ministra de Medio Ambiente de Maldivas, islas que podrían desaparecer por la subida del nivel del mar: “Para algunos, las pérdidas y los daños pueden ser el comienzo de la conversación y el diálogo, pero para nosotros se trata de una cuestión de supervivencia”.

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