¿Por qué a Laporta casi le da infarto cuando ha ‘resucitado’ Trincao?

Trincao

A Joan Laporta casi le da un infarto cuando Xavi Hernández ha puesto sobre la mesa el nombre de un futbolista para reforzar la plantilla, el del portugués Trincao, un extremo que a su juicio podría abrir el campo tal y como el nuevo entrenador del primer equipo quiere plantear tácticamente a partir del próximo día 20 de noviembre, cuando debute contra el Espanyol.

El motivo de esta sugerencia está del todo razonado, pues la artillería del Barça es pólvora mojada con Ansu Fati recurrentemente lesionado, Kun Agüero del todo fuera de combate, Braithwaite saliendo de una grave lesión y Luuk de Jong sin el estado de ánimo ni las condiciones para ocupar un puesto en ataque si no es una emergencia. Sólo Memphis Depay parece sostener el mayor esfuerzo ofensivo, aunque la soledad en la que se ha venido encontrando parece que le ha acabado pasando factura y está hoy fuera de forma.

En conclusión, Xavi Hernandez, había pensado que Trincao podría ser repescado porque no hay reservas ni expectativas de poder gastar dinero en refuerzos en el mercado de invierno.

El problema es que la presunta cesión de Trincao al Wolverhampton Wanderers de la Premier puede considerarse como un traspaso encubierto más o menos como la operación cerrada con el At. Madrid con Griezmann. Ambos jugadores figuran en los presupuestos de esta temporada como objeto de una reversión de cerca de 25 millones de euros después de haber sido ‘devaluados’ a valor cero, es decir amortizados con cargo a la temporada 2020-21.

Ambos son, por decirlo así, parte de esas pérdidas de 263 millones decididas por la junta de Joan Laporta de forma voluntaria y con la única justificación y motivación de exagerar el lastre de la temporada 2020-21 y procurar, como en el caso de estos dos futbolistas, fabricar un ingreso artificial. La ecuación es muy sencilla: tanto Griezmann como Trincao iniciaron el curso ya amortizados y cualquier venta se considera un beneficio neto a efectos de la cuenta de explotación.

La trampa contable e intencionada resulta evidente y palmaria cuando la amortización se ha decido después de cerrar las ‘ventas’, en su caso después del 4 de julio pasado.

El caso de Trincao tiene gato encerrado pues a diferencia de Griezmann, que está cedido con una opción de compra obligatoria por parte del At. Madrid, en 40 millones de euros (de los que ha avanzado 10 millones esta temporada), el delantero portugués se marchó cedido sin ese traspaso cerrado. Contradictorio que se trate informativamente como una cesión y en cambio contablemente como un traspaso produciendo un superávit de la operación cercano a los 15 millones.

Por ese motivo su nombre como posible incorporación encendió todas las alarmas en los despachos. Si hay que desempolvar la operación Trincao es posible que se destape algún tipo de situación fuera de control y que las cuentas salten por los aires.

Sin esos millones de vuelta la situación de la economía se volvería aún más delicada, pues Laporta necesita además de esas dos ventas absolutamente artificiales (ambas dejarían más de 60 millones de pérdidas en la vida real) colocar 50 millones por el Barça Studios para evitar presentar déficit y defender esos 5 millones que calcula ganar a final de temporada.

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