Tras siete años de obras, retrasos, sobrecostes e irregularidades, el paso subterráneo en la zona de la plaza de las Glòries de Barcelona, se abre hoy al tráfico, pero únicamente en sentido Besòs, para salir de la ciudad. El túnel, de 957 metros tiene otros dos carriles uno de transporte público y agilizará el paso de los 35.000 vehículos que cada día pasan por la Gran Via en este sentido de la marcha para abandonar la capital catalana. Los operarios continuarán trabajando en el otro túnel para permitir que los 43.000 vehículos que cada día entran en la ciudad también puedan pasar por debajo del suelo. Según las previsiones, debería estar abierto a principios del próximo año.
El túnel de Glòries es de las obras más complejas realizadas en Barcelona y habrá costado 200 millones de euros. Ha sido, además, una obra controvertida, porque el gobierno municipal de Ada Colau decidió detener los trabajos al detectar irregularidades (caso 3%): suspendió el contrato y volvió a pujar las obras, troceadas en cinco lotes y alargando el soterramiento hasta la rambla de Poblenou (el primer proyecto terminaba en Badajoz).
Según una auditoría del Ayuntamiento de Barcelona exigida por la CUP en 2017, el túnel ha tenido un sobrecoste cifrado en 12 millones de euros, es decir, un 20% más que el precio de adjudicación -técnicos elevaban este sobrecoste a un 60%. La auditoría concluyó que el proyecto empezó a ejecutarse con «una incompleta información previa» y que las previsiones de riesgos económicos y temporales fueron «excesivamente optimistas».
Una de las dudas que genera la infraestructura se refiere a la reducción de los carriles de acceso. En cambio, existe consenso en el beneficio que la obra comportará gracias a la gran zona verde que debe hacerse encima de los túneles.
