«Hay que hacer sindicatos inicialmente europeos y rápidamente mundiales»

Entrevista a Pedro López Provencio

Pedro López Provencio

Ingeniero Técnico en Mecánica por la EITIB, y Licenciado en Derecho por la UB. Vinculado al sindicalismo, más por su condición de trabajador que como activista, en 1964 se sumó a CC.OO., y en 1971 se afilió al PSUC. Articulista, participa ahora, junto a otros protagonistas en el libro 18 de octubre de 1971. La ocupación de SEAT, editado, junto a otros, por CC.OO.

¿Cómo lucía el paisaje en la factoría SEAT, en aquel 1971?

Entré como técnico en SEAT, con lo cual mi visión no es la que podía tener el obrero de la cadena. En cualquier caso, la fábrica era inmensa. En 1967, cuando llegué, la fábrica tenía 25.000 trabajadores. Muchos de ellos venían como jornaleros del campo y aquello era una delicia, porque se trabajaba bajo techo, eran 8 horas, con salario fijo… Las ventajas con otros trabajos que la gente había tenido antes eran muy notables. Lo malo era que se trataba de una fábrica militarizada, en la práctica. Allí, los encargados, los jefes, mandaban y los obreros obedecían. La representación de los trabajadores era la del sindicato vertical. La gente, algo cercana al régimen, que había allí lo hacía para medrar. Siempre con la amenaza de que te podía caer un palo, echarte de la fábrica… Algo terrible, especialmente para los obreros de la cadena de montaje. El trabajo era absolutamente repetitivo, idiotizante. Toda la vida colocando el mismo tornillo en el mismo sitio del coche, durante ocho horas… Pero con eso se ganaba la vida.

Aquello, proletario en su sentido más genuino, fue metamorfoseándose… ¿Para llegar a ser qué, hoy en día?

La fábrica, donde yo estuve hace 50 años, no se parece en nada a la de hoy en Martorell. No solamente en las instalaciones, las formas de trabajo, la automatización… Entonces, la fábrica estaba en la ciudad y hoy está en un polígono industrial. Con lo cual la fuerza de los trabajadores al salir en manifestación y ocupar la ciudad se ha cortado de raíz. En el polígono industrial de Martorell no tiene sentido manifestarse.

En cualquier caso, a pesar de lo hostil del entorno, los trabajadores fueron tomando conciencia de su situación, nacieron CC.OO. …

El sitio más paradigmático que había en SEAT era el taller de fundición. Casi el 90% de las personas que trabajaban allí se las había traído de su pueblo un directivo. Le llamábamos el “Gallinero de De Barco”, porque allí no se movía nadie, hasta que entraron a trabajar otros, entre ellos Rufino Vas, militante del PSUC, que transformó el taller, de arriba abajo. En poco más de un año, Fundición se convirtió en el lugar más combativo de SEAT. El movimiento obrero, que en los primeros años 60 era una avanzada, con algunas acciones pequeñas, esporádicas, pasó a ser, en los 70, un fenómeno significativo. Fue un cambio asombroso, en el que tuvo mucho que ver una política del PSUC, especialmente bien orientada por Isidoro Boix. Muchos militantes obreros fueron adquiriendo conciencia de la represión, no solo sindical y política, sino también social, de costumbres…

¿El sindicalismo actual no sigue quizás excesivamente pegado a aquella época industrial, en la que nació?

Lo que sucedió también es que, de una situación de ahogo sindical, laboral, social, política, que tuvimos hasta finales de los 70, pasamos en los 80 a un cambio espectacular. De estar totalmente reprimidos, empezados a disfrutar de libertad sindical, derecho huelga, de asociación, elecciones… Empezamos a lograr cosas tan importantes como la Sanidad universal, Enseñanza obligatoria… En los años 80 hubo un cambio muy importante, con lo cual las reivindicaciones, que habían constituido la columna vertebral del movimiento obrero, dejaron en buena medida de ser tales. Consecuencia directa fue también la reducción de la conflictividad. La clase obrera tuvo la necesidad de organizarse y luchar contra un enemigo, que era la Dictadura. Ahora, las condiciones estaban cambiando; había otros sistemas de explotación… Pero no tan evidentes como las que había antes. También cambiaban las condiciones del capitalismo. Entonces se sabía, más o menos, de quien eran las fábricas, y que las decisiones se tomaban como mucho a escala de España. Ahora no se sabe quien es el dueño. Hay unos gestores que actúan en base a unos financieros, fondos de inversión, y su planificación no obedece a una cuestión local, sino global. Antes, costaba mucho poner una fábrica, y las amortizaciones eran muy largas. Ahora, las fábricas se montan en un santiamén y se deslocalizan a donde alga falta sin ningún problema.

¿En este estado de cosas, donde le aprieta especialmente el zapato al sindicalismo?

Han cambiado las condiciones y las bases sobre las que se movía el sindicalismo, y no ha sido capaz de adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas formas. O el sindicalismo, por ejemplo, se internacionaliza en base a una nueva unidad o no tiene nada que hacer. Parecía que se discutía aquí con Nissan, cuando la discusión debía estar en Japón. Ni nos conocen, ni saben quiénes somos… Ante estas cosas el sindicalismo aún anda cojo y hasta que no sepan que hay que hacer sindicatos inicialmente europeos y muy pronto mundiales, habrá poco que hacer. Y se podría hablar de otras muchas cosas, como el que CC.OO. esté bailando con Omnium.

¿Respecto a sus inicios, cuando CC.OO. actuaba y empezó a denominarse movimiento socio-político, no existe en el sindicalismo una pérdida de curiosidad, de interés por el conocimiento…?

Esto no es casual. Hice una FP y sabía que si hacía una ingeniería mejoraría mi vida. Después hice Derecho por ganas de aprender y porque me daba una visión más amplia de las cosas ¿Qué incentivos existen ahora, cuando se está diciendo que la Enseñanza va a ser para el puesto de trabajo que, evidentemente, no se sabe cómo será dentro de diez años? No se quiere ir a la Universidad. Se prefiere una FP. Y se manda a la fábrica a aprender lo que no saben los jefes de equipo. La educación dual es tratar de sacudirse la responsabilidad.

¿Qué modelos de organización priman hoy en los sindicatos? ¿Son organizaciones de masas? ¿De cuadros? ¿De simples afiliados?

Esas concentraciones que se hacen por las pensiones y otras cuestiones, resulta que las convocan un jueves a las 11.00 de la mañana, cuando todo el mundo está trabajando. Se juntan unas 200 personas, con un megáfono… A veces, da la sensación de que es un círculo vicioso. Los propios convocantes salen a la calle para verse ellos mismos… En las grandes empresas, estar afiliado puede tener alguna ventaja, pero en los pequeños talleres, en ramas, como la hostelería, hay una explotación bestial. Ahora, en la hostelería empieza a haber muchos encargados que han traído de Sudamérica para manejar a los trabajadores emigrantes. Auténticos latigueros. Y a los sindicatos no se le ve preocupados. Están de moda cuestiones como lo “trans”, que sin duda es importante ¿Pero es eso lo que tiene que hacer un sindicato? Están mirándose su ombligo. Mientras tanto, personajes, como Aragonés, con ascendentes familiares acomodados también gracias al franquismo, hacen del ejercicio de la política y de la administración pública un modus vivendi altamente rentable. Cuando la burguesía catalana dejó de ser industrial, productiva, y optó por empezar a vivir de la Administración. Modelo no reciente y exclusivo de Cataluña, sino todo lo contrario, que no empieza y acaba en la Generalitat, sino que se extiende a los ayuntamientos y organismos de toda clase y condición. Ejemplo de todo esto, podría ser el de la mujer de Puigdemont, que por un programa hecho a su medida cobra 6.000 euros mensuales.

¿La nave va, o se detectan signos de cambio de rumbo en el sindicalismo, también europeo y mundial?

Tengo la sensación de que, en Alemania, Italia…, están algo mejor que nosotros, pero no demasiado, porque las condiciones en que se movía el sindicalismo de hace 20 o 30 años, han cambiado mucho. Creo que el péndulo cambiará de movimiento. Curiosamente, son, por ejemplo, algunos ricos americanos los que empiezan a decir que hay que pagar impuestos. Lo harán a su manera. Como lo harán en buena medida las eléctricas, respecto a la energía. Harán grandes huertos, dejando de lado la casa de cada uno. Piensa que el sistema se basa en la cuestión costes-precios. El coste, siempre lo más bajo posible, y el precio lo más alto que permita el mercado. Con lo demás, se hace lo mismo, teniendo siempre claro que la cuestión está en el beneficio. Evidentemente, el sistema capitalista se mueve, y cada vez más rápidamente. Y se carece de una intelectualidad que esté diciendo hacia donde se mueven las cosas o, al menos, cuesta que sus palabras lleguen y se perciban en el conjunto social.

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