El aniversario del 1-O dejó patente que la rotura entre la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Esquerra Republicana es evidente y no se ha reconstruido, como algunos pensaban que pasaría en el momento que Pere Aragonès fuera nombrado presidente. Y es que los actos que la ANC celebró para conmemorar el 1-O contaron con una gran y notable presencia de Junts x Catalunya, pero con una representación de segunda fila de ERC.
Este panorama fue minimizado en su momento por la cúpula de la Assemblea, pero pasados los días, fuentes de la entidad aseguran que han hecho llegar su “disgusto” en Esquerra y especialmente al presidente de la Generalitat. “La ANC no ha cambiado, mantenemos el mismo discurso de siempre; son ellos los que se han alejado, y no sabemos por qué”, afirma un miembro del secretariado nacional del ANC.
Mientras, el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha rebajado su tono contra Esquerra Republicana. A pesar de mantener visibles diferencias en la estrategia y respecto de su figura, el paso por los juzgados de Sassari, en Cerdeña, ha hecho que ERC mostrara un apoyo total a Carles Puigdemont, y que el expresidente notara “su calor” desde el primer día, especialmente por parte de Pere Aragonès, según afirma el entorno del líder de JxCat.
