La sesión de control al gobierno de la Generalitat celebrada este miércoles en el Parlamento de Cataluña ha reflejado las distancias que mantienen los dos socios del ejecutivo, ERC y Junts, con respecto a la negociación de los presupuestos generales del Estado y la mesa de diálogo con el gobierno de España.
Por un lado, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se ha pronunciado a favor de las cinco demandas que Juntos quiere presentar al gobierno español y se ha mostrado convencido de que los diputados independentistas las defenderán, pero nuevamente ha mantenido distancias sobre la posibilidad de negociar de manera conjunta los presupuestos en Madrid, como desea Junts. Por otra parte, ha invitado a su socio en el ejecutivo catalán a sumarse a la mesa de diálogo «de gobierno a gobierno».
Por boca de su portavoz parlamentario, Albert Batet, Junts ha planteado negociar «con toda la fuerza» que suma el independentismo en el Congreso sobre fondos covid, gestión conjunta de los fondos comunitarios, defensa de la presencia del catalán en la futura ley audiovisual española, garantías de cumplimiento de las inversiones en Cataluña y traspaso del servicio de Rodalies a la Generalitat.
Contradicción entre Puigneró y Batet
Sobre este último punto, Junts ha emitido un discurso contradictorio, ya que, al contrario que Batet, el vicepresidente Jordi Puigneró había desvinculado durante la misma sesión el traspaso de Rodalies de la negociación sobre los presupuestos generales del Estado.
Sobre la fórmula de la mesa de diálogo «de gobierno a gobierno», Batet ha reafirmado la posición de Junts y ha pedido que se levante «el veto» a las personas propuestas por Junts que no forman parte del gobierno catalán, entre ellas el dirigente Jordi Sànchez y el exconsejero Jordi Turull.
