Puigdemont rechaza que ERC le negocie un retorno a medida con el gobierno español

El expresidente catalán pide respeto para su estrategia y reconoce que "es posible" que "salga mal"

Comparecencia pública de Puigdemont en Cerdeña
Comparecencia pública de Puigdemont en Cerdeña

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, ha pedido al gobierno catalán, mediante un artículo publicado en El Punt Avui, que se abstenga de tratar de facilitarle una «salida personal» en el marco de la mesa de diálogo con el gobierno de España.

Puigdemont reclama «que nadie hable por nosotros, que no interfieran en nuestra estrategia buscando atajos que no queremos», tras esgrimir que «creo que nadie podrá decir que he interferido de ninguna manera ni he querido condicionar las decisiones» de los dirigentes del procés que rechazaron irse al extranjero y fueron juzgados y encarcelados.

«Pido, pues, respecto. Lo pido también a mi gobierno por si ha tenido o tiene la tentación de incluir esta salida personal en las conversaciones que mantiene con el gobierno español. Ni buscamos ningún indulto anticipado ni creemos que esta opción aporte ninguna solución al conflicto, y desde luego no a las más de tres mil personas afectadas por la represión», expresa.

El eurodiputado de Junts también explica que le han propuesto «itinerarios de resolución de nuestra situación personal», pero que, aunque agradece las propuestas y se muestra partidario de la amnistía, no piensa reclamarla «a cambio de renunciar a la autodeterminación». «No fuimos al exilio para pedir el indulto», titula su artículo.

Puigdemont pide, en definitiva, «que mi situación personal no forme parte de ninguna agenda de la llamada mesa de diálogo acordada por ERC y el gobierno español ni de ninguna conversación bilateral».

Sobre su estrategia, reconoce que «Es posible» que «salga mal», y que tenga que afrontar «una condena segura a muchos años de cárcel», o bien «tener que quedarnos mucho tiempo en el exilio» . «Pero también es posible, y por eso trabajamos todos los días, que nuestra estrategia alcance los objetivos que nos hemos propuesto, circunstancia para la que también estamos preparados», añade.

El líder de Junts también admite que «En cuatro años no lo hemos acertado todo, pero hemos cumplido con nuestro deber y hemos asumido una vida difícil no exenta de riesgo permanente para mantener nuestra posición y continuar el combate democrático contra un Estado demofóbico».

Según él, «hemos asumido la defensa de una institución atacada con violencia por los poderes del Estado. Y yo no tengo el derecho de abandonarla para obtener a cambio una supuesta normalización de mi vida y vivir en un estado que no ha normalizado su democracia».

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