El director de La Vanguardia, Jordi Juan, sorprendió el 1 de septiembre con un editorial que defendía el interés del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont de volver a Cataluña sin la presión de ser juzgado y previsiblemente encarcelado. El título de la pieza era claro: «No sin Puigdemont», y Jordi Juan acababa escribiendo «gustará más o menos pero no puede haber solución al conflicto en Cataluña si no se le encuentra una salida al futuro de Puigdemont». Respondía así al anuncio del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, de que el Gobierno español no tiene previsto realizar ninguna reforma del Código Penal que afecte a los delitos de rebelión y sedición antes de que termine 2021.
Es por el delito de sedición que han sido condenados a largos períodos de prisión algunos de los compañeros de gobierno de la Generalitat que compartieron con Puigdemont el proceso de convocatoria del referéndum del 1 de octubre de 2017 y la posterior declaración de independencia . Y se supone que es por este delito que será juzgado si algún día vuelve a España. En su editorial, Jordi Juan acusaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de cambiar de opinión a menudo -«camaleónico» le llamaba- y afirmaba que «a Puigdemont se le debería buscar una salida pactada, como se hizo con Oriol Junqueras y el resto de presos condenados por el Supremo». «Pensar que se puede llegar a un acuerdo global en Cataluña sin contar con el ex-presidente y demás dirigentes huidos es no conocer bien la realidad del mundo independentista», escribía el director de La Vanguardia.
El pasado sábado 4 de septiembre, en otro artículo editorial, Jordi Juan cargó contra el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, por su decisión de desmarcarse del acuerdo entre su gobierno y AENA para ampliar el aeropuerto Josep Tarradellas. Lo acusaba de optar por la «salida fácil» y de desautorizar a su vicepresidente Jordi Puigneró, de JxCat y le recordaba que «gobernar a veces es incompatible con querer quedar siempre bien». La Vanguardia dedicó un semáforo rojo a Aragonès después de que el gobierno español congelase la inversión en el aeropuertp por las divisiones en el seno del de la Generalitat en relación a su ampliación.
¿Qué ha hecho que La Vanguardia haga este giro favorable al mundo independentista que representa el presidente huido y se muestre crítico con la gestión del republicano Aragonès? El dinero de la publicidad institucional que reparte el gobierno de la Generalitat. ¿Quién se encarga ahora de él es Jofre Llombart, secretario de Difusión del Govern, que depende del Departamento de Economía y Hacienda, presidido por Jaume Giró. Llombart, que llegó al cargo procedente de RAC 1, emisora del grupo Godó de la que era subdirector.
La secretaria de Difusión ha pasado, pues, de manos de ERC a las de JxCat y esto ha tenido repercusión en la línea editorial de La Vanguardia. Javier Godó aspira a aumentar los 4.716.048 euros que ingresó el grupo que dirige gracias a los anuncios institucionales procedentes de la Generalitat. De esta cantidad, 2.657.244 euros fueron a parar a La Vanguardia y 1.429.254 euros a RAC1. Otras publicaciones de este grupo mediático, como Mundo Deportivo o Què fem también mojaron: 171.567 euros y 71.094 euros, respectivamente.
La editorial de Jordi Juan se publicó coincidiendo con la difusión de los datos de la caída de los ingresos publicitarios de La Vanguardia del año pasado. Perdió casi un 20%, pasando de los 84,9 millones de 2019 a los 68,6 millones del 2020. ERC se debe arrepentir ahora, en plena pugna política con JxCat, de haber cedido esta área de poder político al partido de Puigdemont al constatar cómo de rápido influye el cambio de partido de las manos que reparten el dinero de la publicidad institucional en la línea ideológica de un medio de comunicación como La Vanguardia.
