Las maniobras mediáticas de la junta de Joan Laporta y de su aparato de comunicación resultan ciertamente incomprensibles. Algunas llegan a ser paradójicas y, lo que es aún peor, contrarias a los intereses del club, como propalar que Coutinho, futbolista que vuelve de una larga lesión y que necesita recuperar su tono y eficacia, también su caché profesional, está a diez partidos de generar un bonus de 20 millones a favor de su equipo de procedencia, el Liverpool.
La noticia llegó este miércoles a diferentes medios que la publicaron, añadiendo a los problemas de Ronald Koeman para favorecer su regreso y recuperación ese lastre añadido que supone saber que, si juega diez partidos más como titular, le provoca una sacudida inesperada a la frágil economía de ingresos del club.
La cuestión es que, en realidad, esa cláusula no existe, es disparatada e inventada, fruto de alguien, desde dentro del club, con esa obsesión por disparar contra Bartomeu con las armas que sean, tengan o no argumentos, como en este caso.
A lo largo del día, los medios que recibieron el desmentido de fuentes certificadamente conocedoras del contrato de esa operación hicieron caso omiso de ese mentís, sin que los esfuerzos por relegar esa no-noticia, esa mentira, a la papelera obtuvieran resultado.
En consecuencia, el aficionado y el socio del FC Barcelona están convencidos y se han creído que la vuelta de Coutinho amenaza con otro cargo de 20 millones, como siempre, y ese el principal objetivo por culpa de un ex-presidente, Josep Maria Bartomeu, en este caso completamente ajeno a esa cláusula inventada.
En el próximo partido, por tanto, aquellos socios y barcelonistas que ya le tienen ganas a Coutinho tendrán, aunque sea por causa de una información falsa, más motivo para analizar con lupa su más que probable e inminente reaparición en el equipo de Koeman.
Aunque el presidente Joan Laporta vaya proclamando su afecto y confianza a Koeman, sobre el que ha tenido que rectificar comentarios críticos recientes sobre su trabajo, está claro que no controla ni su propio entorno, provocando que la presión aumente sobre el técnico. Es complicado, a estas alturas, saber si a Koeman le queda algún amigo dentro de la nueva cúpula del club.
