“Todo arranca el día en que Bartomeu les pide a él y a Luis Suárez que se rebajen la ficha. A partir de aquí se produce que Messi se revuelve en contra de Bartomeu”. Esta importante revelación se produjo anoche en el programa ONZE de Esports3 por parte del periodista Lluís Canut, que realizó una intervención desde su domicilio con motivo de una tertulia en torno a la situación del club, la marcha de Messi y otras cuestiones como el origen previo de la gran crisis entre Leo y el expresidente Josep Maria Bartomeu, el caso del burofax.
“Es que no se ha explicado nunca la verdadera historia del porqué del origen de burofax de Messi”, dijo a modo de previa Lluís Canut antes de relatar el intento descrito de Bartomeu de plantear una nueva rebaja de salarios, tras la dolorosa eliminación del equipo en la Champions y el análisis de la temporada 2020-21, con pocas muy escasas perspectivas de la vuelta del público al estadio.
La relación, se puede añadir a estas explicaciones, ya se había deteriorado cuando, tras la declaración del estado de alarma, con afectación de los meses de marzo, abril, mayo y junio de 2020, Josep Maria Bartomeu, ante la escasa reacción del vestuario acuerda unilateralmente lo que está en su mano: imponer un recorte obligado del 12%, destinando una parte a compensar los ERTE del resto de los empleados del FC Barcelona durante esos meses pendientes del ejercicio.
Cuando se afronta, ya en agosto, al inicio de la siguiente temporada, una nueva reducción es cuando se produce esta acción y reacción. Por un lado, el presidente hace un ruego para que los cracks se aprieten el cinturón y, por otro, Leo se va a ver a sus abogados para intentar irse, mediante un burofax, del Camp Nou.
El conductor del programa añadió cuál fue la respuesta de Messi y de Suárez. “A mí y a Luis no nos toquéis. Con el resto, haced lo que queráis”, explicó en un relato que también Lluís Canut dio por bueno. “Y a continuación llega el burofax”, remató.
Los episodios posteriores son de sobra conocidos. Bartomeu se mantuvo inflexible, pero tuvo que tomar decisiones para adaptarse a la normativa dada por la LFP de cara a la 2020-21, que es la misma aplicable a la actual con la diferencia de que Joan Laporta se ha agarrado a ella mediáticamente mientras Bartomeu, y el resto de los clubs, se limitó a cumplirla ya un año antes. De hecho, ya fue una normativa especial, dando la LFP por supuesto que “la totalidad de los clubs incumplían la ratio ordinaria sin pandemia”.
Bartomeu debió rebajar masa salarial a base de traspasar por apenas dinero a Luis Suárez y forzar la marcha de Vidal, Rakitic y el traspaso de Arthur.
Por eso suena ridículo que Laporta y su entorno directivo hayan aludido a la normativa LFP como algo de última hora o impuesto contra sus intereses cuando fue dictada un año antes.
También demuestra que detrás de eso se inició el movimiento del voto de censura contra Josep Maria Bartomeu, la escalada de la oposición del propio Govern de la Generalitat en su contra y los hechos posteriores que ya encubrían un pacto entre Joan Laporta y el padre de Messi, Jorge, y el propio Leo para prometerle y darle aquello que Bartomeu le negaba. Igualmente, Bartomeu llegó a negociar hasta un bruto de unos 80 millones por dos años para prolongar su vida en el Barça. Fueron los Messi quienes rompieron la baraja porque habían empezado otro juego muy peligroso, el de creerse a Joan Laporta.
Todo cambió, es evidente, cuando Josep Maria Bartomeu ya no pudo realizar grandes esfuerzos por mantener el coste de una plantilla insaciable y, como se ha podido comprobar, insensible. Los pocos que entendieron la situación y adaptaron su contrato fueron señalados y acusados por Messi de traición al vestuario.
