Caso Messi: La sombra de(l) Madrid es alargada

Hace unos días el presidente del Real Madrid se despachaba con las siguientes declaraciones en un comunicado oficial: “Es imposible que yo haya tenido alguna influencia ni en la salida de Messi ni en cualquier otra decisión del FC Barcelona”. Después de los continuos rumores sobre su papel en este triste capítulo de la historia barcelonista, Florentino Pérez encontró la excusa perfecta para desmarcarse al respecto en las afirmaciones hechas por el ex miembro de la comisión del Espai Barça, Jaume Llopis.

La dimisión de Llopis, profesor deI IESE y ex director general de Nestlé, se producía horas después de la conferencia de prensa del astro argentino despidiéndose del club y la afición. En una primera carta dirigida a Joan Laporta, el profesor le decía que pasaría “a la historia como el presidente que despidió a Messi” y explicaba que dimitía porque se podía haber hecho “mucho más” para retenerlo.

Lejos de quedarse ahí, entrevistado en el programa El Larguero de la Cadena SER, Llopis ponía nombres y apellidos a las manos detrás de la salida de Messi: “A Laporta lo convencen Ferran Reverter, el nuevo CEO, de que no se puede firmar con CVC, y Florentino Pérez con el proyecto de la Superliga Europea”. Se podía decir más alto, pero no más claro.

Daba así la vuelta a las razones esgrimidas por Laporta al anunciar el adiós de Messi, en que señalaba a otros dos culpables: Josep Maria Bartomeu -«hemos recibido una herencia nefasta y los números son peores de lo que podíamos suponer”- y Javier Tebas -«tenemos un límite salarial y el acuerdo (alcanzado) con los representantes de Leo no entra en LaLiga. Las condiciones de LaLiga no son aceptables para nosotros”-.

Expuestas las razones de unos y otros, ¿a quién creer: a Laporta o a Llopis? ¿Al que hace poco más de cinco meses era elegido presidente azulgrana, con la renovación de Messi como bandera, o al prestigioso profesor que además ha sido primer ejecutivo, como se ha dicho, de Nestlé, pero también de AGF Unión-Fénix, Moulinex o Borges? Y mirando hacia el centro peninsular, ¿quién sería el malo de la película: Tebas o Florentino?

Antes de sacar conclusiones precipitadas, analicemos cómo se han movido los participantes en esta partida de ajedrez, que ha dado jaque al rey, en el escenario público. Después de hacer declaraciones reiteradas sobre su confianza en la continuidad de la estrella culé, con el colofón de “yo tengo cada noche dulces sueños cuando pienso en Leo Messi” (2 de agosto), sería el mismo Joan Laporta quien cuatro días después sorprendería a propios y extraños anunciando que el argentino no seguiría en el club.

Que durante la campaña electoral hiciera promesas en sentido contrario y se posicionara como la única opción que podría garantizarlo -«si gana otro candidato, Messi no se quedará en el Barça” o diciendo que esto lo arreglaba “con un asado”- es cuestionable, pero puede entrar dentro del juego electoral. Lo que no tiene por dónde cogerse es que, desde su toma de posesión como presidente el 17 de marzo en adelante, el líder de la directiva barcelonista haya estado vendiendo humo a la afición. Y no sólo en los primeros compases del mandato, sino hasta cuatro días antes de asegurar que se había hecho todo lo posible, pero “cuando hemos conocido a fondo la situación del club, no queríamos poner más en riesgo a la institución”.

O bien Laporta se dio cuenta tarde de “la situación del club” -¿No era vox populi? ¿No fueron suficientes cuatro meses largos para enterarse?-, o bien algo pasó en las últimas horas antes de la recontratación del argentino que lo hicieron virar 180 grados. En cualquier caso, la prudencia siempre es bienvenida antes de crear unas expectativas que harían más dura la caída.

En su ánimo de echar balones fuera y en la misma rueda de prensa en que anunciaba la salida de su estandarte hasta entonces, el presidente ya apuntaba a LaLiga como uno de los responsables de lo sucedido, diciendo de su acuerdo con los Messi que no había podido “formalizarse” en los márgenes fijados per tal organismo. Y en respuesta al jefe de LaLiga, Javier Tebas, que le había dirigido un tuit negando que el acuerdo con el fondo de inversión CVC hipotecase los derechos televisivos del Barça durante 50 años, Laporta afirmaba: “Esta operación (…) conlleva cierto riesgo que no quiero asumir como presidente del Barça. Las operaciones a medio siglo no debemos hacerlas”.

Es curioso como lo que en un primer momento había parecido un balón de oxígeno para salvar la operación Messi se convertía prácticamente en una trampa por parte de LaLiga, que a pesar de todo sería aprobada unos días después por 38 de los 42 clubes de Primera y Segunda División, y entre los cuatro renuentes, como había ocurrido con la Superliga, volvían a encontrarse Madrid y Barça.

Dos días después de la comparecencia de Laporta llegaría la rueda de prensa de Messi, que aun guardando las formas no ocultó su frialdad hacia el presidente y dejaría un titular palmario, cuando se le preguntó si el Barça había hecho todo lo posible para que se quedase: “No sé. Lo que tengo claro es que yo sí hice todo lo posible”. Un claro bofetón en la cara de un Laporta que aplaudiría al argentino como el que más en su último acto público en Barcelona.

Como se ha dicho, la misma tarde Jaume Llopis dimitía como miembro del Espai Barça en una carta en que se manifestaba “decepcionado” con la máxima autoridad de la entidad azulgrana y ya apuntaba algunas de las posibles consecuencias de la salida de Messi: “reforzando al PSG, facilitamos que Mbappé vaya al Madrid. El plan perfecto de Florentino”.

Después vendrían les declaraciones de Llopis en la radio y la réplica del presidente madridista, pero ante eso el profesor universitario no se quedaría callado. Aunque reconocía que podría haberse “excedido al calificar de amistad la relación entre los señores Pérez y Reverter” -o sea, el presidente madridista y el nuevo CEO del Barça-, Llopis se reafirmaba en la influencia del capitoste blanco en el caso Messi: “Es evidente que los acontecimientos recientes me dan la razón, ya que al no aceptar la propuesta de LaLiga y CVC por parte del Sr. Florentino Pérez y del FC Barcelona, han obligado a la salida de Messi, su fichaje por el PSG y quién sabe si la puerta abierta para que Mbappé vaya al Real Madrid”.

Si esta respuesta de Llopis a Pérez se producía el 11 de agosto, tres días después Tebas volvía a la carga contra Laporta y la decisión de no ratificar el convenio con CVC: “Al Barcelona le correspondían 275 millones de euros de este acuerdo, pero (…) tiene gente muy inteligente tomando decisiones, y en las últimas que están tomando se nota”, manifestaba con ironía. Y lamentando que Messi hubiera dejado el Barça y la competición española, afirmaba no conocer “los números del Barcelona para reducir su masa salarial, pero con ese 15% si hubiese aceptado este tipo de financiación, tendrían casi 40 millones que ayudarían a que tuviese una plantilla más competitiva, con Messi o con otro”.

Para culminar estas dos semanas horribilis para Joan Laporta, ha tenido que rebatir una carta del expresidente Bartomeu, en que defendía su labor al frente del club, acusaba a la nueva Junta de “inacción” y le instaba a aclarar una serie de cuestiones relacionadas fundamentalmente con el capítulo económico. El nuevo presidente, por su parte, diría que la misiva estaba “llena de mentiras” y enumeraría algunas para rebatirlas una por una. El problema de Bartomeu cuando señala a Laporta es que su gestión fue tan calamitosa que el recién llegado aún puede deleitarse en su autodefensa.

Lo que se podía intuir, después de estos años de desorientación y bandazos deportivos y económicos, es que la cosa no acabaría bien y el clímax ha sido la salida inesperada de Messi del club. Cuando se conoció su adiós, esta publicación apuntó que detrás de la decisión de Laporta estaban los avaladores, pero también el director de Fútbol, Mateu Alemany, y el CEO del Barça, Ferran Reverter, figuras que como hemos visto algunos vinculan a intereses madridistas.

Lo que se coció dentro de Can Barça en aquellas horas, que van de los “dulces sueños” a “la entidad está por encima de todo”, solo lo saben los implicados, los que tomaron la decisión de que Messi no siguiera. Aquí solamente hemos intentado ofrecer un poco de luz al respecto, ante un panorama en que los dos presidentes que ahora se tiran los trastos a la cabeza seguramente han tenido, ambos, su parte de responsabilidad y en un contexto en que, una vez más, la sombra de(l) Madrid (Florentino y Tebas) es alargada.

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