Florentino echa a Messi usando de títere a Laporta

El delantero reprimió sus respuestas, frío con el presidente y arrepentido de haberse creído sus cuentos

Leo Messi ha sido la enésima víctima de los juegos y de los trapicheos de Joan Laporta, ahogado entre las aguas turbulentas de la Liga de Fútbol Profesional, el liderazgo de Florentino Pérez en el proyecto kamikaze de la Superliga y el torrente arroyador de una situación económica propia de la que él se viene riendo, como hace siempre, sin tomarse en serio su trabajo como presidente.

Leo Messi, en su adiós, se ha mostrado emocionado, visiblemente triste y dolido. Pero también reprimido porque, ahora lo ha entendido mejor, él y su padre se fiaron de Laporta. Sabían que ganaría las elecciones, ellos ayudaron con ese burofax contra Josep Maria Bartomeu y remaron a favor de la victoria de un presidente que, aunque sigue liderando, ya no manda. O manda poco, cada vez menos en el mundo del fútbol, e incluso en su propio club, controlado por los avalistas de medianoche.

Sobre todo no pinta nada en la gran partida que juega Florentino Pérez, el empecinado valedor de la Superliga, contra Javier Tebas, defensor no sólo de la Liga española sino del fútbol europeo que se levantó en armas contra los amotinados cuando quisieron crear su propia competición, elitista y sectaria, con un golpe de estado fallido contra las estructuras tradicionales del fútbol.

Más que la pretensión filosófica o analítica de promover un nuevo modelo, no hay que engañarse, primaba la posibilidad, sobre todo para el Barça y el Real Madrid de ‘pillar’ más de 300 millones este verano, posibilidad que nubló su vista y sobre todo su entendimiento. Por las respuestas de Messi, la secuencia de los hechos y el precipitado desenlace, que se produce cuando el Real Madrid se planta y decide vetar el acuerdo con CVC, está más claro que nunca el triste papel de Laporta, por un lado, dejando estirar la cuerda de esa ayuda de 270 que liberaba la inscripción de Messi, y por otro dándole coba a Florentino, a espaldas de Tebas. Esperaba un golpe de suerte, una postura menos firme del Real Madrid y que Tebas, su amiguete, le comprase el doble juego.

No ha sido así. Desde el principio Laporta sabía que Messi no entraba en el Fair Play, ninguno de los contratos pasaba el corte, excedían del límite salarial o directamente eran fraudulentos. Muy propio de Laporta. Saltarse la norma y luego desafiar que lo denuncien para aparecer como la víctima de la conspiración en su contra. La solución se la brindó Tebas en bandeja, pero Laporta no la pudo aceptar porque su jefe de verdad, Florentino Pérez, le ordenó otra cosa y le obligó a rechazarlo.

Ante la cruda realidad, afrontar la solución del límite salarial excedido con soluciones propias, rebajas de verdad, traspasos y una apretada general del cinturón, los ejecutivos, parte de sus directivos y sus avalistas se han plantado y le han parado los pies.

La ‘operaciòn Titella Laporta’ le ha salido a Florentino como esperaba. Puede que él no consiga fichar a Mbappé este verano, pero desde luego el Barça no renovará a Messi. Y no hay nada más detrás, sólo esa herencia de Bartomeu contra la que había soluciones si la nueva directiva daba ejemplo, sabía gobernar y era capaz de generar un relato de contexto creíble y realista.

Machacar al pobre Ilaix Moribar es algo tan abusivo y ridículo como suponer que Antoigne Griezmann, víctima del despotismo de Messi en el vestuario, se iba a marchar corriendo a otro club, traspasado, para dejarle sitio al argentino.

Messi se mostró frío con Laporta, distante porque le ha engañado. Messi, con toda la razón, ha puesto en duda que Laporta haya hecho el esfuerzo suficiente para renovarlo. Está muy claro que no. Primero porque no lo renovó antes del 30 de junio, un paso que cambiaba el escenario radicalmente. Y después porque ha tirado la toalla cuando faltan varias semanas para el cierre del mercado.

Florentino Pérez ha movido los hilos en esta ‘Operaciòn Titella’ donde Joan Laporta ha de supeditar los intereses del club y los suyos propios a los del Real Madrid.

La prensa catalana y mayoritariamente laportista empieza a darse cuenta de la enorme farsa organizada por el presidente. Le cuesta admitir, lo cual es sorprendente, que no diga una verdad ni equivocándose y que siga siendo un pésimo gestor como ya lo demostró en 2003 y hasta 2010. Si se recuerda quién hundió la carrera de Ronaldinho y ahora quién ha echado a Messi se verá que es la misma persona.

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