El mismo presidente que ha autorizado perder más de 20 millones de euros por el capricho personal de perdonar los litigios con Neymar, ha proclamado hoy que los «intereses del club están por encima de cualquier jugador, incluso de Messi» para justificar la falsa expectativa de la renovación del mejor jugador del mundo, al que ha mantenido engañado desde hace meses.
Fuentes periodísticas han confirmado que la reunión del jueves con el padre de Messi, Jorge Messi, terminó en una enorme discusión por el incumplimiento de los acuerdos apalabrados con Joan Laporta, una parte económica y otra deportiva. Laporta fichó al Kun Agüero para tranquilizar a Leo, pero no ha llevado, ni podrá llevar, a los futbolistas que a criterio del jugador podían devolver al club a un nivel competitivo superior, entre ellos el central argentino Cristian Romero, del Atalanta italiano.
La tensión subió hasta que todo se rompió definitivamente. Laporta tuvo que admitir, según su propia explicación, que la normativa del juego limpio financiero, las reglas del juego aceptadas por todos los clubes, eran insuperables y que, incluso con la inyección de dinero de CVC -que tanto Barça como Real Madrid piensan rechazar- era imposible incorporar el contrato de Leo. Los cinco años de pago por dos años de prestaciones como futbolista eran una trampa que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) no podía admitir; tampoco el uso de esta misma fórmula para el resto de las vacas sagradas. Laporta también ha reconocido que aún sin Messi el club tendrá problemas para inscribir a los jugadores por la situación de desequilibrio salarial: «Hoy tenemos una masa salarial que representa, sin Messi, el 95% de los ingresos. Esto es insostenible».
Como no podía ser de otra manera, el presidente ha culpado y señalado la herencia de Josep Maria Bartomeu como el lastre imposible de superar para rehacer las estructuras deportivas, anunciando que las pérdidas del ejercicio 2020-21 serán históricas: de 487 millones de euros. Joan Laporta y su junta, que salieron elegidos por los socios el pasado 7 de marzo, son los únicos responsables del cierre y de un aval que, si se aprueban estas cifras, deberán aumentar a partir de octubre.
El argumento recurrente de esta herencia ha servido para justificar el escenario apocalíptico que había venido negando desde antes de la campaña, prometiendo que la ilusión, el ingenio y la experiencia atesoradas eran la mejor candidatura para salvar situación. Ahora, en cambio, el discurso es lo contrario; la herencia es el problema, sin que ninguna de sus gestiones y actuaciones desde marzo hayan cambiado las cosas. La verdad es que, más allá de esperar que Tebas abriera un margen para flexibilizar las normas, en realidad lo que necesitaba Laporta desde el principio es poderlas allí saltar. El nuevo presidente no ha solucionado un solo caso a dos semanas del inicio de la Liga, ahora ya definitivamente sin Messi.
La sensación es que Jorge Messi y Leo Messi se han sentido verdaderamente engañados y traicionados por Joan Laporta cuando éste les ha dicho la verdad, que el contrato no entraba en los parámetros de la LFP. De hecho, no entraba desde el primer momento. Una falta de respeto y de seriedad que los Messi han encajado con muy mala luna, como si hubieran estado jugando con ellos. Una estrategia muy propia de Laporta, la de improvisar la resolución de los problemas con trampas, engaños y fórmulas fuera de la ley.
A lo largo de la rueda de prensa, Joan Laporta ha querido transmitir que su decisión debe valorarse como un gesto institucional que la historia tendrá que aplaudir y valorar como se merece, por valiente y por necesario para el FC Barcelona. Más o menos lo contrario de lo que defendía inicialmente, que era la necesidad imperiosa de la continuidad de Messi y la actitud del presidente y de la nueva junta de luchar hasta la extenuación para convencerlo para seguir.
Para distraer a la prensa, se ha referido a que la auditoría presenta hechos que por supuesto son irregulares y presuntamente delictivos, sin analizarlos todavía a fondo y dando a entender que la gestión de Bartomeu había provocado esta catástrofe en forma de pérdidas. Parece que en esta cifra estarían incluidas las cantidades diferidas de los salarios para la gestión de la Comisión Gestora con la complacencia de la nueva Junta de Laporta, que tampoco ha hecho el menor esfuerzo para reducirlas. Algo insólito y atrevido teniendo en cuenta que las pérdidas pueden aumentar el aval que tanto costó constituir hace unos meses.
El resto, aunque Laporta no lo ha mencionado porque se lo prohibía el guión, sólo pueden ser los diferenciales de un año sin ingresos por ‘ticketing’, patrocinadores, museo y tiendas sin que, en contrapartida, se haya actuado en la reducción de salarios o gastos. Al contrario, se han pagado indemnizaciones generosas y se han abierto las puertas a una masiva llegada de empleados, incluidas su prima y su hermana tras saltarse el Código Ético del club.
En definitiva, se ha consumado el adiós de Messi como resultado de la negligente actuación de la junta de Joan Laporta, que sólo ha sabido escudarse en la herencia de Bartomeu y la rigidez de la LFP. Precisamente, estos son los problemas conocidos y amenazantes a los que nunca le dio la menor importancia durante la campaña electoral.
Además, se ha adentrado en un pulso -de la mano del Real Madrid- con Javier Tebas en el que tiene todas las de perder. Ambos clubes se niegan a admitir el acuerdo con CVC para la venta de un 10% del valor de la Liga a cambio de 270 millones de ingreso inmediato, al menos en el caso del Barça. Tebas le ha enviado un tuit en directo insinuando que en privado le había reconocido la virtud del acuerdo y que, en el fondo, sabía que beneficiaba al Barça. No son los números el problema capital sino la obediencia ciega que Laporta le debe a Florentino.
Puede haber más malas noticias? Sólo que Messi fiche por el Real Madrid.
