Laporta debe elegir entre Tebas y Florentino

La LFP pone sobre la mesa 270 millones para inscribir a Messi a cambio de enterrar la Superliga

Joan Laporta, Javier Tebas y Florentino Pérez
Joan Laporta, Javier Tebas y Florentino Pérez

La clave la tiene Javier Tebas, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), gracias a que la venta de un 10% del valor comercial de la Liga puede inyectar 2.700 millones de euros a los clubes urgentemente, en diferentes formatos de ayudas directas a sus precarias finanzas. Una especie de salvavidas para el conjunto de los clubes que puede garantizar la continuidad de Messi en el Barça y el fichaje de Mbappé por el Real Madrid.

Sin embargo, Joan Laporta se enfrenta a una solución con un problema de fondo muy complicado tanto para él como para Florentino Pérez, el presidente del Madrid, que lo ha arrastrado a una guerra aparentemente perdida como es el mantenimiento con vida , a base de un respirador artificial, de la Superliga, un proyecto al que siguen aferrados ambos, junto con el propietario de la Juventus. El resto de los clubes ha renunciado de facto debido al rechazo de sus aficiones y de esta amenaza de la UEFA, que no descansará hasta hacer efectivo un castigo ejemplar que aborte cualquier otro intento de motín.

Muy pronto, Laporta y también el presidente del Madrid tendrán que elegir entre salvar en buena parte el efecto de la caída de ingresos por la pandemia, agravado en el Barça por la inacción y la parálisis de Joan Laporta, o renunciar a este sueño del todo incompatible con los planes de Javier Tebas. El presidente de la LFP les ha dado de su propia medicina. Ha negociado la venta de un margen, el 10%, de la explotación comercial de la Liga, a cambio de una entrada de capital de 2.700 millones a recuperar en los próximos 40 años sobre los beneficios de la competición. Más o menos una fórmula tipo Barça Corporate con un resultado interesante aunque algo lejos de la Superliga, que anticipaba en este caso 350 millones al Barça esta misma temporada.

El fondo de inversiones CVC, después de intentarlo con la Serie A italiana y de analizar otras opciones en el ámbito del deporte -ya participa en la Fórmula 1- ha decidido hacer este salto inyectando 2.700 millones a repartir entre todos los clubes de la Liga Santander, Liga SmartBank, Segunda B, Real Federación Española de Fútbol y puede que una pizca para el Consejo Superior de Deportes. No se trata, sin embargo, de un contrato de patrocinio sino de una capitalización para el crecimiento de los clubes. Un salto de calidad de la Liga el propósito es aumentar la explotación de la competición que, por supuesto, exige exclusividad y la aportación de determinados activos para la expansión y venta del producto Liga con los dos principales clubes del mundo, FC Barcelona y Real Madrid, incluidos.

Para beneficiarse de esta atractiva entrada de capital -inicialmente es también un préstamo como lo era la Superliga- los clubes se reunirán la próxima semana, primero en comisión delegada y después en asamblea, donde la mayoría no viene determinada por el poder ni los recursos de los dos grandes, sino por la mayoría de los clubes. Tebas los tiene, pues, en sus manos. La aprobación por parte de la asamblea incluirá cláusulas y condiciones de exclusividad que el inversor necesita como garantías y, consecuentemente, la renuncia del Barça y el Madrid en el sueño de una noche de verano de la Superliga, que además requiere un acto público de arrepentimiento.

Tebas tenía las de ganar porque, con una competición propia como la Liga y no de ficción como la Superliga, más el apoyo de las fuerzas fácticas del fútbol como la UEFA a través de la empresa organizadora de la Champions League, las salidas a dos semanas del inicio de la competición son realmente pocas.

El Real Madrid resistió el golpe como pudo, pero desde luego está hasta el cuello de deudas por la ampliación del Bernabéu y atado de pies y manos para fichar a Mbappé sin meterse, como el Barça, en líos de límites salariales. Puede enrocarse, está en su derecho, y arrastrar a Laporta a que los dos clubes grandes piquen los pies en la asamblea porque lo que ellos quieren es jugar la Supercopa y seguir al LFP como una competición menor y no al revés.

Como Javier Tebas quiere plantear, los dos grandes deben pasar por el estrecho tamiz de sus condiciones, un castigo en toda regla por su tendencia algo supremacista y selectiva a organizar una Superliga elitista, cerrada y con ganancias sólo para los más poderosos. El fútbol en general no les ha perdonado todavía. De hecho, además, el resto de los clubes españoles les tienen ganas y los quieren atar en corto gracias a un acuerdo aparentemente caído del cielo cuando más apretaba la pandemia.

Está por ver, ahora, el papelón de Joan Laporta que la fuerza necesita la buena voluntad de la LFP y abrazar esta solución que es incompatible con seguir siendo el títere de Florentino y del Real Madrid. La elección debe ser en un sentido o en otro, no es posible mantener un pie en cada embarcación. Los contratos y preacuerdos de la Superliga siguen firmados, aunque, incluso a efectos del mismo promotor, JP Morgan, parezcan cada vez más mojado. El empeño de los tres tenores, Madrid, Juventus y Barça, a desafiar a la UEFA sobre la base de unas extrañísimas actuaciones de un juzgado de Madrid suena cada vez más ridículo, misión imposible, porque el mismo fútbol ha rechazado la ocurrencia, sobre todo la inoportuna y absurda forma en la que se puso sobre la mesa.

En resumen, se trata de una multimillonaria operación estratégica en la que la patronal lleva un año trabajando y que facilitará el crecimiento de todos los clubes. Con esta inyección de 2.700 millones, por ejemplo, se encontrarán, con un 15% que de manera directa podrá ir destinado a reforzar sus plantillas y fichar jugadores. El resto a mejoras estructurales de estadios e instalaciones. Esto supone, una vez tenga el visto bueno de la Asamblea de clubes, unos 270 millones de euros para el Barcelona y 261 para el Real Madrid. Inmediatos para reforzar su plantilla, renovar a Messi y fichar a Mbappé.

Este 15% directo para inversión en plantillas se repartirá teniendo en cuenta los ingresos por televisión de las últimas siete temporadas, que a su vez también se reparten en función de los resultados deportivos. Un escenario que plantea la guerra de fondo contra la Superliga. Tebas le da a Laporta, de nuevo, lo que necesita, también a Mediapro, y ahora está por ver si el presidente del Barça se somete al mandato de uno o del otro.

No se debe pasar por alto que, días atrás, el Barça anunció que participará a partir de este curso en Laliga Genuine, una competición impulsada por la Fundación Laliga para equipos formados por personas con diversidad funcional intelectual, y que busca la integración y la inclusión de personas con otras capacidades en el mundo del deporte. La temporada pasada contó con la participación de 36 equipos, todos ellos representantes de clubes miembros de la LFP.

Hasta ahora, el club azulgrana no había apostado por participar en un proyecto que ya provocó que el responsable de la Oficina de Atención Especializada del FC Barcelona, ​​Jordi Durà, dimitiera de su cargo. Ahora, en cambio, cuando Tebas le ha pedido a Laporta que el Barça se integre todos los problemas se han solucionado de golpe. La decisión da una idea de por donde pueden ir los tiros. A Laporta no le queda otra que romper con Florentino y afrontar las consecuencias.

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