Un año ha transcurrido desde que Juan Carlos I decidió abandonar España por el revuelo causado por las noticias sobre sus presuntos negocios irregulares en el extranjero y, aunque no hay indicios de cuándo podría volver, su deseo es hacerlo lo cuanto antes. «Tiene unas ganas locas de volver», apuntan fuentes de su entorno para destacar su anhelo de poner fin a su estancia en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos).
Fue el 3 de agosto del año pasado cuando emprendió en secreto el viaje desde Vigo (Pontevedra) a bordo de un avión privado después de pasar la jornada previa en Sanxenxo con su íntimo amigo Pedro Campos.
Horas después, la Casa Real hacía pública la carta enviada por el emérito en Felipe VI en la que le comunicaba su «meditada decisión» de trasladarse «fuera de España» ante la repercusión pública de «ciertos acontecimientos pasados» de su vida privada. A las dos semanas, el Palacio de la Zarzuela revelaba su paradero en el país árabe.
Difícilmente volverá antes de que la Fiscalía del Tribunal Supremo culmine las tres investigaciones que mantiene abiertas para esclarecer si pudo cometer algún delito una vez que dejó de ser inviolable en abdicar en su hijo en junio de 2014.
La principal indagación, en curso desde junio de 2020, se centra en el cobro de 65 millones de euros por presuntas comisiones por las obras del AVE de la Meca, a la que se une otra sobre donaciones no declaradas y una tercera de posibles fondos en paraísos fiscales.
Hacienda incoó además una inspección sobre las dos regularizaciones fiscales rellenadas por la emérito, especialmente para la de 4,3 millones de euros, saldada con donaciones de empresarios amigos suyos.
El último frente que se le ha abierto es la demanda presentada por la que fue su amiga íntima, la empresaria Corinna Larsen, ante el Tribunal Superior británico en que le acusa, junto al CNI, de acosarla desde 2012, cuando su relación comenzó a deteriorarse.
El primer aniversario de la huida del emérito, coincide con el despacho de verano que celebran hoy el actual rey, Felipe VI, y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca.
