Golpe histórico de Laporta a las Penyes, a las que echa del club

Obsesionado con borrar cualquier legado de Rosell y de Bartomeu castiga a un colectivo social único en el mundo

Antoni Guil, actual presidente de la Confederación Mundial de Peñas del FC Barcelona
Antoni Guil, actual presidente de la Confederación Mundial de Peñas del FC Barcelona

Cómo se veía venir, Joan Laporta se ha cargado de un solo corte, limpio e insensible, los muchos años de trabajo y de pedagogía, evolución, modernización y de organización que a lo largo de los últimos once años había adquirido una fuerza social, identitaria y de representación del barcelonismo única en el mundo de las entidades deportivas como lo ha sido la Confederación Mundial de Penyes del FC Barcelona.

En un comunicado seco y corto el club ha hecho saber que no quiere saber nada la Confederació y mucho menos cumplir el convenio firmado que define, estructura y detalla su relación, que incluía el uso de las instalaciones, una subvención financiera, normativas para la regulación de entradas a partidos y finales, visitas, celebración de encuentros, actos y unos protocolos de presencia institucional de compromiso bilateral.

Dicho de otro modo, después de once años la junta de Laporta vuelve al modelo desorganizado y caótico donde cada una de las Peñas, en función de su grado de amiguismo con los directivos o presidente, podrán o no tener privilegios o golpes de mano desde el club. Ya no importa, cuando menos a la Junta de Laporta, que las Penyes representen el sentimiento barcelonista más comprometido y significativo.

La resolución de romper con la Confederació tiene como finalidad única el desprecio absoluto hacia las Peñas y deshacer el enorme trabajo de unificación y reglamentación que empezó con la llegada de Sandro Rosell a la presidencia en 2010 y se consolidó a lo largo del mandato de Josep Maria Bartomeu. A pesar de que Laporta les prometió a los penyistes asegurar el futuro de la Confederació a lo largo de la campaña, no ha dudado ni un momento en quemarlo todo. La decisión llega como consecuencia de que las elecciones previstas y reguladas dentro de la Confederación, donde las Peñas han escogido democráticamente sus representantes, no han servido para cambiar las cosas y, al contrario, han reforzado el núcleo duro del Plenari de presidentes de Federació que ha venido haciendo el esfuerzo territorial de convertir las Peñas en un fenómeno social destacado y admirado en todas partes.

Casualidad o no, el estropicio coincide con la difusión del informe anual de la Confederación Mundial de Peñas cerrado a 30 de junio de una temporada 2020-21 en la cual el movimiento demostró su solidez, su solidaridad y, especialmente, su gran capacidad de implantación en todo el mundo gracias al trabajo de las Federaciones territoriales. “Actualmente, existen un total de 1.259 Penyes barcelonistas oficiales, de las cuales 436 están situadas en Catalunya, 667 en el resto del Estado y 156 en el resto del mundo. De este modo, la proporción de peñas internacionales vuelve a crecer por quinto año consecutivo. En total, el número de penyistes al cerrar la temporada asciende a 163.246, manteniendo un 27% de presencia de mujeres”, decía este informe que da una idea muy aproximada de la dimensión adquirida por un movimiento que siempre ha sido una mar de tranquilidad y un colectivo alineado con los valores y la catalanidad del FC Barcelona, lo cual ha sido uno de los hitos más señalados para conseguir la verdadera comunión de Penyes y de penyistes, la mitad residentes fuera de Cataluña.

El talante de este colectivo, conciliador, amable, tolerante, solidario y por encima de todo respetuoso con la institución, se ha reflejado también en la respuesta de la Confederación, manifestando “su sorpresa y malestar por la decisión y el comunicado del FC Barcelona en que se traslada la rescisión unilateral, por parte del Club, del convenio vigente subscrito el 2019 con el movimiento penyístic, así como de su decisión de no reconocer la legitimidad de la Confederació. La Confederació Mundial de Peñas es un ente independiente, legalmente constituido, que representa las 30 federaciones y las más de 1.250 peñas repartidas en todo el mundo, agrupando un total de 163.000 penyistes, de los cuales 18.500 son, a su vez, socios del Barça. La Confederación Mundial de Peñas lamenta que la Junta Directiva del FC Barcelona haya ninguneado los órganos del movimiento, escogidos democráticamente para representar legalmente a todos sus asociados ante el Club, sin que haya sido posible consensuar ni defender la vigencia de los acuerdos. Tampoco se ha dado respuesta a la predisposición de la Confederación a establecer conversaciones para lograr nuevamente desde el buen entendimiento que, hasta fecha de hoy, ha habido históricamente entre el Barça y el colectivo de peñas. En los próximos días, la Confederación Mundial convocará su órgano ejecutivo, el Consejo de Peñas, formado por los presidentes de las 30 federaciones territoriales, para valorar estos acontecimientos y acordar las decisiones que estime oportunas por el bien del movimiento de Penyes y en la defensa de sus irrefutables derechos y valores democráticos y barcelonistas”.

Parece una respuesta correcta, muy mesurada como cada paso que ha dado la Confederación Mundial, ahora expulsada del club. Cuidado, sin embargo, a la reacción que puede tener la organización social más grande jamás creada en el entorno del Barça, con más afiliados que el propio FC Barcelona y una fuerza de más de 18.000 socios habrá que ver cómo encajan una decisión que sobre todo tiene que ver con las pocas ganas de los directivos de cumplir con las obligaciones y compromisos de la gente del Barça más activa, responsable y visible en el territorio.
La directiva de Joan Laporta prefiere abrir el club a cualquier que quiera ser socio, pues ya no hace falta ningún filtro para darse de alta, que no cuidar la verdadera cantera social que representan las Penyes. Muchos se han preguntado el día siguiente si se puede ser socio de un club que se saca de encima y desprecia, por decirlo de alguna manera, a sus voluntarios.

Habrá, en términos de confrontamiento, la guerra que las Peñas quieran porque han trabajado muy serio, el convenio está bastante muy ligado y han conseguido una representación estatutaria que de nuevo Laporta se ha pasado por el forro. Lo que es seguro es que las Peñas no se quedarán quietas. Con el tiempo se sabrá si hacerlas enfadar ha sido una buena idea.

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