La Premier descubre las ‘trampas’ de Soriano en el City

Un juez permite tener acceso y a utilizar la denuncia de ‘Football Leaks’, como ya le advirtió Javier Tebas a Pep Guardiola: “Esto no se ha acabado”

El fútbol inglés conserva esa esencia legendaria que sigue rechazando frontalmente la actitud antideportiva, las trampas y el engaño. La Premier hoy tiene en su punto de mira al Manchester City, sospechoso de beneficiarse de lo que se considera “dopaje financiero”, es decir de saltarse las normas de fair play económico (FFP), a base de simular contratos con patrocinadores que, en el fondo, son una pantalla para que el propietario inyecte dinero, aparentemente como resultado de la explotación comercial o deportiva. 

Una sentencia del 20 de julio pasado obliga al City a aportar a la Premier todos los documentos protegidos e internos, hasta ahora negados para su investigación, que pondrían al descubierto irregularidades. Es el resultado de una investigación disciplinaria contra el Manchester City después de que aparecieran denuncias sobre el club en varios medios europeos que revelaban detalles de documentos confidenciales obtenidos de los servidores de correo electrónico. 

Eran documentos hechos públicos por ‘Football Leaks’ que ya sirvieron para que la UEFA iniciara en 2019 una investigación formal contra el City por presuntas infracciones de las regulaciones del juego limpio financiero.

El City fue acusado de haber inflado intencionadamente los ingresos de los patrocinadores Etihad (aerolínea) y Etisalat (telecomunicaciones), con sede en Abu Dhabi, para cumplir con las regulaciones FFP de la UEFA. Más de 200 millones de euros en fondos de patrocinio provinieron de Sheikh Mansour, según la acusación. El resultado fue una sanción de dos temporadas fuera de las competiciones europeas y una multa de 30 millones que, de forma completamente inesperada, el TAS revocó y redujo a 10 millones de euros.

La Premier, sin embargo, insistió en tener acceso legal, fundamentado y susceptible de ser juzgado, a todos esos documentos consistentes básicamente en un cruce de emails en los que los responsables ejecutivos del Manchester City, especialmente Ferran Soriano, sugerían la necesidad de aparentar mayores ingresos para fichar. 

Desde la llegada de Ferran Soriano, el City ha gastado casi 2.000 millones en fichajes.

Sin ir más lejos, en plena crisis por la pandemia, el Manchester City acaba de cerrar hace unos días el fichaje de Jack Grealish, centrocampista del Aston Villa, revelación de la temporada anterior por aproximadamente 116 millones de euros, la cifra más alta jamás ofrecida por un jugador de la Premier.

La batalla en los juzgados competenciales ha sido dura, pero finalmente entre marzo y julio el cruce de apelaciones ha concluido que el City debe entregar a las autoridades de la Premier los emails en su día publicados por Der Spiegel, según un acuerdo de la England and Wales Court of Appeal Decisions (Civil Division), en sentencia de este 20 de julio pasado.

A partir de ahora, pues, la Premier podrá comprobar cómo desde la alta dirección del club se gestionaron ingresos artificiales por la puerta de atrás que, en el caso de considerarse como una evidente vulneración de las normas del ‘fair play’ financiero, podrían llegar traducirse en una sanción de enorme calibre, pues no se descartan desde un castigo de descenso de categoría a la desposesión de algunos de los títulos conquistados, además de fuertes sanciones económicas.

El propio presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas, aludió al asunto en el cruce de acusaciones con Josep Guardiola a propósito de los problemas del Barça para inscribir a jugadores. Se da por seguro que Joan Laporta apeló a Guardiola para presionar a la LFP en este tema. El ex-entrenador del FC Barcelona, probablemente muy mal asesorado o dirigido con muy perversa intención, tuvo la ocurrencia de reprocharle a Tebas su trabajo al frente de la Liga. Vino a decirle que aprendiera de la Premier a obtener recursos y más valor comercial de la competición. 

Javier Tebas le respondió con la mano abierta. Le preguntó si estaba seguro de que hubiera ganado los mismos títulos “sin dopaje económico” y le dejó un mensaje que en aquel momento pasó desapercibido: “El caso del City no está cerrado. Esto no se ha acabado”, le dijo en referencia al TAS. Tebas conocía de primera mano la preocupación de la Premier, en la defensa de los intereses de todos los clubs, por esclarecer las muchas sospechas que esa documentación de Football Leaks denunciaba.

Además de constituir una burla y un engaño, caso de confirmarse que el City fantaseaba con ingresos no reales para aumentar su presupuesto, algunos emails de Ferran Soriano, según lo publicado en su día por Der Spiegel, reclamaban para sí un bonus por haber aumentado la facturación. Cinismo del bueno.

Para la UEFA, en su día interesada en los hechos, no hubo dudas y sancionó al City con dos temporadas excluido de la Champions League. Investigaciones periodísticas relacionadas con el posterior proceso ante el TAS han hallado evidencias de violaciones del reglamento, escandalosas, que permitieron al City nombrar a dos de los tres jueces del caso. 

El City se enfrenta ahora a un peligro verdaderamente real: la propia Premier, que además de sentirse engañada desde hace años, está teniendo mano dura con los promotores de la Superliga. Las amenazas de Javier Tebas, a las que Pep Guardiola ya no replicó, iban muy en serio, como se ha visto.

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