La presidenta del Parlamento de Cataluña, Laura Borràs, explicó que después de perder las elecciones del 14-F escogió el cargo en la cámara catalana antes de ser la vicepresidenta del gobierno catalán porque quería mantener su propia agenda política.
Ahora, pasados unos cuántos meses en la presidencia, su equipo se emperra en crearle toda una retahíla de actos, convocatorias y estrategias para dejar claro que su cargo ha pasado de ser casi simbólico a ser un lugar desde donde su titular quiere hacer política y, si puede, tener una actividad institucional casi más propia de una gobernante que de una representante del poder legislativo. Tanto es así que incluso desde JxCat ven con preocupación que inste a los grupos parlamentarios a impulsar algunas propuestas.
Laura Borràs no está dispuesta a permitir que nada ni nadie le aplaste su imagen pública. Y debe de ser por eso que, con lo que algunos en las redes consideran un ataque de egocentrismo de proporciones descomunales, se dedica sistemáticamente a retuitear todos los tuits que de una manera u otra la alaban, la felicitan, la ponen de ejemplo y le tiran piropos de todo tipo. En cambio, es muy complicado ver que interactúe con los que la critican.
