El gerente de la XAL se despidió consciente de que dejaba allí mucha gente que aplaudiría su marcha

"Seguro que muchos de esta casa y de fuera se alegrarán y brindarán, ‘tant se me’n fot’", escribió en un whatsapp lleno de faltas de ortografía

Xavier Escribà, que durante ocho años ha sido gerente de la Xarxa Audiovisual Local (XAL), que gestiona los medios de comunicación de la Diputación de Barcelona, ​​se despidió de este ente consciente de que ha dejado un mal recuerdo por sus ochos años de gestión. En un mensaje de whatsapp que envió el 1 de julio a los directores de las televisiones adheridas a la XAL escribió: «Seguro que muchos de la casa y de fuera se alegrarán y brindarán, tant se me’n fot (me importa un bledo), va con el cargo».

Escribà aspiraba a quedarse en la XAL en otro cargo que se creó específicamente para él: Jefe del área de Economía y Gestión de los Servicios Generales en la Xarxa Audiovisual Local SL. Era un puesto de trabajo que, por las condiciones que requería, era evidente que estaba pensado para él, pero la convocatoria del concurso para ocuparlo fue denunciada a la Oficina Antifraude y esto forzó la decisión de Escribà de marchar de la XAL. Se trataba de una plaza de un área que no existía en el actual organigrama. En las bases de la convocatoria se especificaban las condiciones que debía cumplir este nuevo «jefe de servicio» y eran extremadamente concretas.

En una primera fase de aceptación de currículos de posibles candidatos se fijaba como uno de los méritos principales el «tiempo de servicios efectivos prestados a la XAL en lugares relacionados con la gerencia, dirección, planificación económica y / o contratación y / o similares». Por este apartado un candidato podía conseguir hasta 30 puntos. Sólo pasaban esta primera fase los candidatos que superaran los 25 puntos. Los que lograran superar el primer corte tenían que presentar una memoria «del que considere mejor proyecto de gestión, planificación económica, mejora empresarial y/o similar relacionado con los ámbitos a desarrollar en el puesto a cubrir». Una prueba perfecta para quien ha estado en la dirección de la empresa en los últimos ocho años.

Todo el proceso, además, estaría supervisado por un tribunal evaluador integrado por un representante de la Diputación, el jefe del área de estrategia de la XAL (del actual equipo de dirección del que ha formado parte Escribà), un responsable de los servicios jurídicos y el jefe de recursos humanos de la XAL (que, según el organigrama, es un subordinado del actual gerente). La única posibilidad que había de que Xavier Escribà no obtuviera el cargo era que no se presentase. Tenía tiempo hasta el día 27 de mayo. La otra posibilidad, que ni la XAL ni Escribà habían contemplado, era la denuncia de la creación del cargo en la Oficina Antifraude.

Escribà se refiere a esta denuncia a la Oficina Antifraude en su mensaje a los directores. Al hablar de las causas de su marcha escribe: «Cuestiones políticas, administrativas, pseudo judiciales etc, que no vienen al caso … han precipitado la noticia y difícilmente hay vuelta atrás». Y en el correo electrónico que envió a los trabajadores de la XAL se despedía diciendo: «Disculpad que no me haya dirigido individualmente a cada uno de vosotros, pero la burocracia administrativa ha acelerado esta despedida».

Se fue, pues, enfadado, antes de lo que él quería y consciente de que se había ganado muchas enemistades en la XAL. Pero, por lo que dijo a los directores de las televisiones adheridas, las quejas le importaban un rábano. El mensaje de whatsapp con que Escribà, militante de JxCat, se despidió de ellos tenía trece líneas y diez faltas de ortografía catalana, entre ellas su apellido mal acentuado.

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