¿Por qué Roures le pone caducidad al aval de Joan Laporta?

Con el paso de los días, el pudor a aparecer como avalista de Joan Laporta se ha perdido hasta superar el descaro con el que Jaume Roures ha admitido que decidió aportar parte del aval “para evitar nuevas elecciones en el FC Barcelona”, ha afirmado, justificando las condiciones añadidas a ese favor de urgencia para que Joan Laporta no hubiera de renunciar a ser presidente después de haber ganado las elecciones.

Así lo calificó, como un favor, el fundador de Mediapro que aseguró, también, no haber exigido ninguna contraprestación. Un gesto de extrema gratitud, o de gentileza que quizá habrá de devolver más adelante, que insistió en haber accedido con una fecha de caducidad firme, la del 30 de noviembre de este año, dando a entender que gracias a las maniobras de Joan Laporta ya no será necesario extender la garantía más allá de esa fecha.

En efecto, a 30 de noviembre el aval debe revisarse y, en función de los resultados económicos debidamente aprobados por la asamblea, sufrir la afectación que corresponda: reducirse, desaparecer, mantenerse o aumentarse. Jaume Roures ha transmitido la sensación de que su aval ya no será necesario después de estos acontecimientos.

Habría de darse las circunstancias, poco probables, de no producirse pérdidas en la liquidación del actual ejercicio 2020-21, que se añadirían íntegramente al aval de 124 millones, y que se produjeran beneficios que cubrieran además el 15% del presupuesto de gastos de la próxima temporada. Ciencia ficción.

O Jaume Roures se ha creído este cuento o bien, unilateralmente, tiene decidido que por su parte no tiene la menor intención de prorrogar su aval. Aunque Roures emitió en su día un comunicado desmarcándose como Mediapro del aval de Orpheus Media SL, a través de Àngel Riudalbàs, empresario de su círculo que fue nombrado inmediatamente directivo, hoy no tiene ningún problema en admitir que se trata de su aval y que él decide sobre cuándo lo retira. Riudalbàs, en definitiva, no pinta nada.

La alternativa de Joan Laporta será encontrar otro avalista para sustituir a Jaume Roures, por si falla. La pregunta es si el resto se ha creído también el cuento del aval como el empresario audiovisual. El aval nació torcido y se va complicando.

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