David Coates, el presidente de la Academia Europea, ha publicado una carta abierta pidiendo disculpas por haber pedido a sus compañeros de esta institución científica su apoyo para el exconsejero de Economía catalán Andreu Mas-Colell, a quien el Tribunal de Cuentas ha responsabilizado de un gasto ilegal de 4,8 millones de euros para promocionar el procés en el exterior.
Coates ha pedido disculpas a todos los miembros de la organización y «en particular, a nuestros miembros españoles, muchos de los cuales se han puesto en contacto conmigo muy correctamente con correos de advertencia», según ha explicado. El presidente de la Academia Europea ha añadido que «una información importante que no teníamos entonces lo hemos obtenido ahora». Según ha especificado, esta información «aclara ahora que el asunto sólo compete a las autoridades nacionales competentes. No es una cuestión de interés académico, y la Academia Europea no se pronuncia al respecto«.
Coates había remitido un correo interno solidarizándose con Mas-Colell, y unos treinta ganadores del premio Nobel y 20 personalidades del ámbito económico firmaron una carta de apoyo público al exconsejero de Economía del gobierno de Artur Mas.
El profesor y catedrático José Domínguez, que fue secretario de Estado de Energía (2018-2020), dirigió una respuesta a Coates en la que manifestaba que «me cuesta creer que nos pidas que firmemos algo sin enviar información completa sobre las actividades por las que el profesor Mas-Colell es investigado», y expresaba su «condena» al «uso» de la institución para «cuestionar el Estado de derecho de un país democrático que es miembro de la Unión Europea».
«El profesor Mas-Colell es un científico eminente pero la auditoría de las cuentas de las que fue responsable en la Generalitat debe quedar fuera de toda duda. Esa es la razón por la que está bajo investigación», añadió Domínguez en una comunicación con la que también trasladó al presidente de la Academia Europea, citando el Índice de Democracia elaborado por la unidad de inteligencia de The Economist, que «España es una de las pocas democracias llenas del mundo».